Decenas de miles de personas desfilaron ayer en París en una manifestación contra la escalada de antisemitismo en las últimas semanas en Francia que reunió a buena parte de la clase política francesa pero con fracturas evidentes, pese a los mensajes de unidad que lanzaron unos y otros.

La marcha, convocada por los presidentes de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet (del partido del presidente, Emmanuel Macron), y del Senado, el conservador Gérard Larcher, comenzó poco antes de las 15.30 locales junto a la cámara baja, en la explanada de los Inválidos, en dirección del Jardín de Luxemburgo donde se encuentra la cámara alta y adonde llegó una hora y media más tarde.

En cabeza del cortejo, con una pancarta en la que se podía leer “Por la República, contra el antisemitismo”, junto a Braun-Pivet y a Larcher estaban, en particular los dos expresidentes franceses vivos, el conservador Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande, así como la primera ministra, Élisabeth Borne.

Todos ellos cantaron varias veces durante la marcha La Marsellesa, el himno francés, al igual que otros dirigentes políticos (había una treintena de miembros del Gobierno o la alcaldesa de París, Anne Hidalgo) o exdirigentes como primeros ministros que les acompañaban.

El presidente del Senado insistió en que “nuestro lema del día es la República”, mientras la de la Asamblea Nacional dijo esperar que “esta marcha una al máximo a nuestros ciudadanos”. Una ausencia significativa fue la de Macron, que él mismo justificó por su papel institucional. No obstante, el jefe del Estado dio su pleno apoyo a la iniciativa en una carta a los franceses en la que denunció “la insoportable resurgencia de un antisemitismo desenfrenado”.

Una alusión a los más de 1.250 actos antisemitas registrados en Francia desde los ataques de Hamás en Israel del 7 de octubre, que son tres veces más que en todo 2022 y que han suscitado el temor a una transposición del conflicto de Oriente Medio en Francia, donde vive la mayor comunidad judía de Europa (unas 500.000 personas) junto a la mayor comunidad musulmana, de varios millones.

Presencia de Macron

Una de las presencias más significativas, y que más reacciones provocaron, fue la de la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, rodeada de algunos de los principales dirigentes de su partido, la Agrupación Nacional (RN). “Estamos exactamente donde tenemos que estar”, subrayó Le Pen en respuesta a la polémica política que se generó desde que se supo que quería acudir en lo que muchos criticaron como una forma de blanquear su imagen.

“Lo que está ocurriendo en Francia necesita la unidad del conjunto del pueblo francés” y que los políticos dejen “durante unas horas las polémicas políticas”, señaló .

Al comienzo de la marcha, un colectivo de jóvenes judíos de izquierdas le increparon y le abuchearon con gritos de “¡Le Pen, lárgate, los judíos no te quieren!” Borne, que tiene orígenes judíos, había manifestado su malestar por la presencia del RN, como también las tres grandes formaciones de la izquierda parlamentaria que acudieron a la convocatoria, el Partido Socialista (PS), Fabien Roussel por el Partido Comunista Francés (PCF) y los Ecologistas. Los grandes ausentes del desfile fueron los responsables de La Francia Insumisa (LFI), el partido de Jean-Luc Mélenchon.