Los votos de las elecciones primarias celebradas el pasado sábado en el estado de Carolina del Sur debían consagrar a Donald Trump como candidato republicano para las elecciones del próximo noviembre… o así por lo menos lo creían los seguidores del millonario expresidente, pero si Trump ganó con el 60% de los votos, lo que más claro quedó es la profunda división existente hoy en día dentro del propio Partido Republicano.

A diferencia de los demócratas, cuyo único candidato presidencial es el actual presidente Biden, los republicanos no han elegido oficialmente todavía a su líder, aunque todas las encuestas señalan a Donald Trump como vencedor en esta etapa.

Es una situación difícil para el Partido, pues si bien los simpatizantes de Trump son sus seguidores acérrimos, hay la misma convicción en contra de Trump entre otro sector del Partido Republicano, que tal vez no votará por un candidato demócrata, pero tampoco por Trump y su abstención puede llevar a la derrota del partido el próximo noviembre.

El peligro de una abstención elevada

Con unos márgenes electorales generalmente pequeños, ningún candidato puede permitirse una abstención elevada entre sus filas y este es un problema que, en este año, parece ser un peligro mayor para republicanos que demócratas.

Hasta ahora se ha estado diciendo que el país en general no quiere ni a Trump ni a Biden y que una cara nueva tendría muchas más posibilidades de ganar y eso es probable en el caso demócrata, donde el único candidato del momento es el senil Biden y un sucesor más vigoroso y alera sería muy bien venido.

Para los republicanos no es así, pues a Trump le tienen una devoción numantina millones de republicanos, mientras que otros prefieren abstenerse, o incluso votar a un demócrata, antes de permitir el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En realidad, muchos de ellos ya tenían esta actitud en 2016 y la repitieron en las presidencialesde 2020.

Trump, único rival al que Biden ganaría

Por esto dicen muchos que Biden quiere a Trump como rival, el único ante el que podría ganar, y la realidad es que, si la candidatura de Trump desaparece, Biden lo tiene mucho peor contra Haley, al menos según todas las encuestas publicadas hasta el momento.

Por ahora, estamos en el terreno de la especulación, con Trump en cabeza y a punto de convertirse en el único candidato republicano a partir de la semana próxima, en lo que se llama “Supermartes”, en que votan varios estados a la vez.

Nikki Haley, cuando se quedó sábado con el 40% de los votos frente al 60% de Trump, prometió quedarse “por lo menos” hasta este Supermartes… y no descartó que incluso podría seguir adelante si los resultados le siguen siendo relativamente favorables.

Porque en Carolina del Sur sacó mucho más votos que en el Caucus de Iowa, la primera contienda entre candidatos del mismo partido, en que obtuvo tan solo el 10% de los votos frente al 51% de Trump, aunque aquella era una carrera entre tres, en que quedó detrás del gobernador de Florida Ron DeSantis, que había sido la gran esperanza del partido pero se desinfló al entrar en las primeras competiciones

Ahora que el campo republicano se ha reducido a dos candidatos, las declaraciones y la presencia de ambos aspirantes y sus discursos transmitidos en directo por las televisiones, parecían indicar una profunda división en las filas del partido, con agendas y actitudes muy distintas entre los Trumpistas y los simpatizantes de Haley. Entre ellos hay un número importante de “Nunca Trump”, una actitud que no se limita a las filas del Partido Demócrata sino a republicanos de centro.

Haley quiere aguantar hasta el final

En estos momentos, hay muchas especulaciones de que la lucha electoral de estas primarias acabará la próxima semana cuando Haley se vea claramente derrotada. Puede ser así, pero también podría ocurrir que se mantenga hasta donde le lleguen los fondos para cubrir los enormes gastos de la campaña, por si Trump da un tropezón tan fuerte, ya sea en el terreno legal o en algún comportamiento descalabrado, para dejarla a ella omo única alternativa.

Si esto ocurre cerca del día de las elecciones, la victoria de Haley no parecería muy difícil pues sería ya demasiado tarde para que el Partido Demócrata sustituya al actual presidente Joe Biden por un candidato con posibilidades de ganar ante cualquiera que no sea Donald Trump.