pamplona. El libro dedicado a los árboles publicado por el Ayuntamiento dentro de la serie Biodiversidad de Pamplona, hace un análisis por los ejemplares más peculiares de la ciudad. Sus autores están orgullosos del trabajo realizado.

La variedad de árboles de Pamplona es muy grande, ¿cuál es la característica más llamativa del conjunto?

Mikel Belasko: Hay varias cosas a reseñar pero creo que lo más sorprende es que no hay árboles muy viejos (todos son de menos de 125 años) porque la inversión de Pamplona estaba hecha en olmos y en los 80 con la enfermedad de la grafiosis se perdieron 11.000 árboles de esta especie. No queda ni un olmo decente lo que ha llevado a que no tengamos apenas árboles centenarios. La secuoya de diputación es de 1850 y es uno de los ejemplares más viejos.

¿Cuál es el ejemplar más destacable de Pamplona?

Ana Blanco: Hay varios que se pueden destacar por ejemplo los plataneros que hay en el puente de Curtidores que son centenarios. Esos en concreto los demandaron las lavanderas de la época que solicitaron al Ayuntamiento que plantara árboles para que les diera sombra cuando estaban trabajando en el río. Destacar también el robledal de Ezkaba que es un robledal milenario y se supone que es el bosque primigenio de Pamplona. Hoy queda sólo la ladera pero si te metes ahí puedes estar en un auténtico bosque. Hay robles peludos y robles quejigos y un enebro.

Anika Meyer: También habría que resaltar los dos plataneros de Burlada, el chopo que hay donde los Corralillos y el cedro de Arantzadi.

A.B.: Hay alguno más como el tejo del hotel Tres Reyes que ha sido un superviviente al asfalto y el tejo y el castaño de Teresianas. También el árbol de San José (castaño de Indias), que está en la Taconera y es el primero que florece cada año en Pamplona y anuncia la llegada de la primavera.

¿Hay alguna variedad con peligro de desaparecer?

A.B: Con peligro de desaparecer por motivos naturales no pero sí por la mano del hombre. Precisamente hemos planteado en el libro un recorrido botánico por Arantzadi que sale de la Magdalena, hace la vuelta de Arantzadi hasta el puente curtidores. Hemos elegido este espacio porque es un sitio único en Pamplona por las huertas y la variedad de arbolado importante y bonito. Con el proyecto de parque que se plantea ahora muchos árboles estarían en peligro, según como se plante el tema del parte.

¿Qué opinión os merece la tala de árboles que se ha llevado a cabo en Curtidores?

Ana Blanco: Es lamentable, una cabezonería del Ayuntamiento que se ha empeñado en talar toda la vegetación de la muralla para que se vea la muralla. Se han llevado por delante más que ocho ejemplares, como ha dicho el concejal Polo, y no estaban enfermos. Estamos hablando de conservar la biodiversidad urbana y a la vez están haciendo unas talas tan agresivas que la están rompiendo. En el caso de las talas de Curtidores, se han hecho en un talud y eliminar los árboles viene fatal para la orilla del río, para la erosión. El árbol con la raíz sujeta la tierra y luego está el tema de los anfibios y reptiles que se verán muy perjudicados. Lo que nos parece incoherente es que saquen esta colección de libros fomentando la biodiversidad y que luego hagan las talas que van en contra totalmente de esa biodiversidad. Hay que llevar una política consecuente.

Juan Tomás Alcalde: A mí me llama la atención el empeño por limpiar todo, por dejarlo humanizado, que sean todo jardines y en Pamplona nos faltan arbustos y zonas naturales. Antes el paseo del Arga era natural, ahora se ha ajardinado todo. En Curtidores se han talado abetos, entre otros, y en la cuesta de la Reina un árbol en el que habitaba una colonia de murciélagos. Yo me quedo con la duda si que se vean las murallas es un objetivo tan importante como para que no se vean los árboles.

¿Es incompatible el respeto a los árboles con el crecimiento urbano?

Mikel B.: No es incompatible, pero haría falta hacer una especie de Carta del árbol en la que se valorase su condición de ser vivo y su singularidad para que se tratase con respeto, porque hoy en día un árbol es igual que una papelera, se considera mobiliario urbano y en cuanto se hace grande y molesta se tala sin ningún remordimiento.