larraga. Trabajadora, discreta, amable y constante. Así define la ganadora del premio Mujer Rural de Navarra 2010, la raguesa María Ángeles Rodríguez Beruete, de 70 años de edad y propietaria del bar Casa Perico y del Hotel Villa de Larraga, las características que debe tener una buena empresaria hostelera.

Ahora que está jubilada, ¿cree que este premio es un reconocimiento al trabajo que ha realizado durante todos estos años?

La verdad es que sí. No me lo esperaba y ha sido toda una sorpresa. He trabajado durante toda mi vida, 53 años, y no me puedo quejar porque lo he hecho muy a gusto, tan a gusto que la vida se me ha hecho corta. Me casé en el año 1958 y primero pusimos el bar. Luego, en 1964, decidimos montar la fonda y la verdad es que nos ha ido muy bien.

¿Le ha resultado muy difícil conciliar la vida laboral con la familiar?

Tuve tres hijas; Marisa, Mari José y Ana Belén, que falleció en un accidente de tráfico; y mi vida ha sido el trabajo y la familia. A todas ellas las crié en la cocina. Las metía en un capazo y así pasábamos las horas. Ahora hay muchas más facilidades para compatibilizar una cosa con la otra.

Desde su dilatada experiencia, ¿qué diferencias sustanciales encuentra entre la juventud de hoy en día y la de antes?

Creo que la gente joven lo tiene en general más fácil, pero también creo que tienen que aprender conceptos importantes como el sacrificio. El sacrificio es fundamental para que haya paz, tanto en la familia como en el trabajo. Además me gusta mucho repetir que del trabajo viene todo. Si no hay trabajo no hay nada.

Ahora que está jubilada ¿quién se encarga de llevar los negocios familiares?

Mis hijas se encargan de todo. Uno de mis nietos, el mayor, ejerce de jefe de cocina y otra nieta trabaja de camarera en la barra. Me gusta ver a mi familia a cargo del negocio, estoy muy orgullosa de ellos. Además tengo un equipo de gente compuesto por siete personas que siempre nos ha ayudado en todo.