Gratis, completo y arriesgado. Así es el parkour, actividad que consiste en abrirse paso por las infraestructuras urbanas sin más apoyo que pies y manos. Técnicamente consiste en "ir del punto A al punto B de la manera más rápida y eficiente posible", define Mario Ollakindia, que comenzó a practicarlo hace unos seis años.

Considerado casi una disciplina por los que lo practican, posee unas "connotaciones" muy personales para cada uno. "El parkour se amolda a cada uno. Dentro de los elementos que puede abarcar hay discrepancias. Si se añaden acrobacias, cuando uno de los principios es la eficiencia, hacer una voltereta es un adorno, no es útil", dice Ollakindia.

Poco conocido pero muy llamativo, este movimiento surgido en Francia en los 80 logró hacerse un hueco entre la juventud de Pamplona gracias al boom que estalló entre 2006 y 2008. A pesar de que actualmente el número de practicantes ha descendido, algunos se mantienen, entre grupos de amigos o de forma individual. "Es una actividad individual, no importa si entrenan otros o no, depende de uno mismo. Aunque es cierto que es mejor hacerlo en grupo, hay mucho compañerismo entre nosotros", explica Ollakindia.

Aunque al observar sus movimientos y acrobacias dé la sensación de improvisación absoluta, detrás de cada gesto hay mucho entrenamiento y esfuerzo mental. "La repetición lo es todo. Hay que tener tenacidad y constancia. Te puedes pasar días hasta que lo haces bien y pasar a otras cosas. Nada es improvisado porque, como no puedes saber de antemano cómo estarán las infraestructuras (mojadas, poco sujetas) hay que comprobarlo primero y aprovecharlo al máximo. No puedes decir me ponga a saltar y listo", asegura Ollakindia.

Equilibrio, fuerza, flexibilidad y resistencia son básicos. Saber caer y calcular distancias, imprescindible. Apoyar las piernas tras un salto flexionando las rodillas y amortiguar la caída con una voltereta para amortiguar la caída evitan lesiones, así como hacer bien los movimientos para que no haya ningún tirón. "No se puede olvidar que es una actividad de riesgo y que caer mal implica esguinces o roturas", agrega el joven.

las zonas ¿Cumple Pamplona las expectativas de estos deportistas? Al ser una actividad que depende de cada persona, cualquier superficie puede ser útil. "Cuanto más vas entrenando, tienes más visión, tu mente se abre y ves cosas para entrenar que antes a lo mejor no habías visto, influye la creatividad de cada uno", opina Ollakindia.

Uno de los lugares de entrenamiento más concurrido es Yamaguchi o las inmediaciones del Colegio San Juan de la Cadena, pero el espacio que consideran "ideal" es la Ciudadela: "Una mezcla de entorno urbano y natural, muy tranquilo, no hay mucha gente y tiene muchas paredes para trepar y poder encadenar movimientos sin parar", califica Ollakindia. Al contrario de lo que se pueda pensar y de la "fama de vandalismo" que suela ir pareja a estos ejercicios, intentan buscar lugares públicos sin gente para no molestar. "La gente se suele parar y preguntarte, incluso vinieron algunos padres para que entrenásemos con sus hijos porque preferían que estuviesen vigilados y con alguien que supiese de parkour", ejemplifica.

los entrenamientos La preparación en el parkour es fundamental. No sólo física. En primer lugar y más importante que la destreza corporal, son las ganas y la predisposición mental. Dudas, miedos o inquietudes desconcentran y pueden jugar malas pasadas. "El miedo bloquea tu cuerpo, es muy mental, tienes que tener mucha cabeza, de lo contrario, habrá golpes y caídas", corrobora Ollakindia. Visualizar el obstáculo y plantearse cómo superarlo no siempre es tarea fácil. Anticiparte a cada movimiento, sin sortear la primera barrera ya sopesas cómo atravesar la siguiente. Antes de empezar, es obligatorio calentar todas las partes del cuerpo, especialmente muñecas, tobillos y rodillas, máximos sufridores de los movimientos. "Hay entrenamientos más técnicos y otros más físicos, como correr, hacer flexiones, sentadillas, repetición de elementos o andar a cuatro patas", enumera.

la ciudad como gimnasio Otra máxima que se debe considerar es la influencia del clima. En una disciplina en la que el gimnasio es la ciudad, la exposición al clima es evidente. La lluvia es habitual en Pamplona y abundan las superficies húmedas que resultan traicioneras, especialmente cuanta menos sujeción tengas durante el aterrizaje.

Sin embargo, el mal tiempo no supone un obstáculo para estos atletas. "Es entretenido entrenar cuando llueve. Hay que tener mucho más cuidado, pero sirve para aprender a reaccionar cuando una superficie está mojada, así entrenamos cómo caer, fingimos que nos caemos, saber reaccionar es muy importante", explica Ollakindia. En cuanto a la equipación, ante todo, comodidad y seguridad. Un chandal y deportivas. Las manos, desnudas. Guantes o esparadrapo limitan la elasticidad de los dedos y "es más seguro que tus manos toquen la piedra".

Esta disciplina, que según sus seguidores va más allá del fortalecimiento físico y, a su modo, mental, resulta una alternativa a otro deportes, además de una forma de "evadirse" y un afán de superación.