tudela. Como en un cóctel explosivo, la unión de cemento portland y piedra arenisca, elementos ambos empleados en las rehabilitaciones que Príncipe de Viana realizó entre la década de 1950 y de 1980, es la causa de que los capiteles del claustro de la catedral de Tudela estén desapareciendo día a día a una velocidad vertiginosa. Según explicó ayer el geólogo Josep Gisbert, que realizó un estudio para el Gobierno de Navarra sobre el mal que sufre esta catedral, "el 15% de los daños que sufre tuvieron lugar entre 1160 y 1920, el 85% restante en los últimos 50 años (1950-2000)". Gisbert añadió que "el cemento portland ha sido demoledor para el patrimonio".
Tal y como relataron ayer varios expertos en unas jornadas que tuvieron lugar en Tudela, y que tienen como objetivo buscar financiación que salve a esta joya del románico de pérdidas irrecuperables, las figuras pierden láminas de piedra todos los días e incluso "hay momentos en que se oye cómo cruje" y se fragmenta la piedra de los capiteles.
el origen Después de años de un riguroso estudio, Gisbert y su equipo descubrieron el origen de los cuarteamientos, fracturas y desgajamientos que estaba sufriendo la catedral en diversas partes del edificio y, especialmente, en el claustro. A instancias de Javier Sancho, de Príncipe de Viana, Gisbert analizó los sillares que, en algunos casos, se cuarteaban como galletas sólo un año después de ser colocados tras la restauración de 2002-2006.
Las pruebas demostraron que el origen de estos males y de las manchas salinas de las paredes era el sulfato de magnesio, algo que se encontraba tanto en la piedra arenisca empleada en las restauraciones como en el cemento portland usado por Príncipe de Viana en la rehabilitación del claustro en 1950. "La arenisca tiene un componente que es dolomita y que aporta magnesio. Su unión con el cemento portland es lo que hace que la piedra campanil -en la que se construyó toda la catedral y el claustro- se cuartee y caiga". Esta piedra campanil, como efecto de la presencia del sulfato de magnesio, se expande cuando se humedece pero en el secado pierde tamaño drásticamente lo que provoca su fractura. "Donde hay relieves se caen y si son sillares se cuartean", añadió.
La pérdida de figuras es tan rápida que algún capitel ya ha desaparecido lámina a lámina, "hace falta una actuación rápida para frenar todo este proceso", incidió Gisbert. No en vano, en un sólo año origina destrozos que no habían tenido lugar en siglos. Lejos de lo que pudiera parecer, ni las palomas, ni el mal estado de las cubiertas, ni la calefacción de la catedral son agentes causantes de este deterioro, son sólo pequeños colaboradores, pero no acelerantes.
Según los estudios, había momentos del año en que había muchas más caídas de piedra y éstos se centraban en los meses de primavera. "Tiene que ver con el flujo del vapor de agua a través de los muros. En primavera hay un flujo en un sentido y por el día en otro. Por eso hay un ciclo constante de cristalización y mayores caídas".
soluciones Dentro de la urgente necesidad de acometer las medidas para salvar el claustro de la catedral, Gisbert dio también dos buenas noticias, la primera es que tiene solución, la segunda es que "las portadas son las menos afectadas. Las medidas que propusimos para ellas eran más de impermeabilización para evitar que les llegara". Sin embargo, los males que originan la arenisca y el cemento son tan grandes que allá donde se pusieron, aunque fueran sólo algunos sillares como en la Puerta del Juicio o algunos rejuntes como en un capitel de la portada sur, las fracturas se han producido. Incluso en la construcción de la torre del siglo XVII, donde ya se empezó a usar arenisca.
Pero los problemas que se han descubierto tiene solución. Para Gisbert, para detener la desaparición paulatina de los capiteles y la fragmentación de los sillares serían necesarias varias acciones. "Eliminar el mortero portland siempre que sea posible, colocar elementos impermeables entre las zonas con elementos campanil y elementos patógenos, sacar el magnesio y las sales de zonas con valor artístico y contaminadas, revocar con mortero los fragmentos planos sin valor artístico (lo que evitaría el secado extremo) y controlar los parámetros ambientales en el interior".
Gisbert explicó que la tendencia renacentista de encalar todas las paredes, "sería una solución barata para las paredes sin valor artístico" y añadió que los sillares lucidos en piedra "es una moda del siglo XX y XXI".
la historia La construcción del claustro comenzó muy poco después de la propia catedral, es decir hacia 1165 y su estructura no mantiene una línea recta con la fachada del edificio porque se inicio cuando todavía existía la mezquita musulmana que años más tarde se derribaría, durante algunos años convivieron amos templos religiosos, tal y como sucedió en Córdoba.
Los capiteles destacan por su valor artístico y el elevado número de detalles de las imágenes que recrea del Nuevo Testamento, especialmente en peinados, calzado y vestimentas.