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Gorriti, castillo y aduana del Reino de Navarra

el historiador josé antonio recondo destaca la importancia histórica del pueblo

Gorriti, castillo y aduana del Reino de Navarra

No solo porque era una de las aduanas más importantes de la época, sino porque este concejo de Larraun fue el lugar elegido para erigir el que sería uno de los castillos más significativos del Reino, junto con el de Amaiur. Estas y otras particularidades más serán desgranadas mañana sábado en la charla que ofrecerá el tolosarra José Antonio Recondo de la mano de Andia Kultur Elkartea y el Ayuntamiento de Larraun.

Fue hace unos pocos años cuando este médico retirado comenzó a indagar en los archivos de Navarra y Gipuzkoa con el propósito de saber más sobre el Camino Real, la ruta más antigua e importante de comunicación entre el reino y el mar. Siempre había sentido curiosidad por conocer los detalles de esta vía que conectaba Pamplona con el puerto de San Sebastián y, poco a poco, fue descubriendo multitud de curiosidades que acabó plasmando en el libro El Camino Real de Tolosa a Pamplona.

Fragmentos de la historia como el empeño que puso el rey Teobaldo I, en el siglo XI, para tener a su disposición un puerto marítimo, o los conflictos que se dieron a lo largo de 200 años entre bandidos guipuzcoanos y navarros, fueron atrapándolo. Y continuó investigando sobre el terreno; entrevistando a vecinos, historiadores y revisando archivos.

la anexión de gipuzkoa Durante este tiempo, ha descubierto la relevancia histórica que tuvo la anexión de Gipuzkoa, por parte del rey Alfonso VII, al Reino de Castilla, dado que se tuvieron que levantar fronteras, aduanas y castillos para separar la muga con Navarra.

El castillo de Gorriti data de esa época (año 1200), una frontera que Recondo tilda de "antinatural", al considerar que "cortaba por la mitad un espacio geográfico único", con los eternos conflictos que ello generaría. De hecho, menciona las constantes batallas que tuvieron lugar entre los habitantes de los dos lados de la frontera, al no aceptar la prohibición del libre acceso de su ganado en montes y pastos en los que, hasta entonces, no había habido restricción alguna. Este punto llegó a conocerse como "frontera de malhechores" por los constantes conflictos que se dieron en el lugar.

Como recuerda Recondo, Gorriti era paso obligatorio para todos aquellos comerciantes que hacían negocio a ambos lados de la frontera. De Gipuzkoa y Francia transportaban papel, textiles y curtidos, ferretería, forja, pescados o grasas. En sentido contrario, de Aragón y Navarra salían con destino al puerto de San Sebastián aceite, lana, algodón, azafrán y, sobre todo, vino, que era el negocio más lucrativo.

Pese a la situación de inestabilidad política y social de la época, el comercio fue cogiendo fuerza en los dos lados de la muga. Salvo un pequeño tramo que aún se conserva en la salida de Lekunberri hacia Mugiro, el Camino Real de Tolosa a Pamplona seguía el trazado que se convertiría después en la carretera nacional hasta que se abrió la autovía de Leitzaran en 1995. Y para costear su construcción, se establecieron puestos de peaje y arbitrios, donde se pagaba por el paso de personas, vehículos, animales y mercancías.

Pero el pago de los aranceles no es nuevo: se remonta al siglo XIII, en un intento de los monarcas navarros y castelllanos de canalizar el comercio con el puerto de Donostia. Con tal fin, se establecieron dos aduanas; una en Tolosa y otra en Gorriti. Recondo menciona los nombres de algunas casas de Gorriti como Tabla Etxea, Errementanea y Arrotza para recordar su origen aduanero.

Por estos peajes pasaban el vino, la lana, el trigo y el hierro que se exportaba a Gipuzkoa, en tanto en cuanto, desde la dirección opuesta llegaban carruajes cargados de pescado fresco, herraduras y acero procedentes de las villas industriales de Gipuzkoa. Sin embargo, la existencia de los puestos de pago llevó inevitablemente a otro negocio, el contrabando, que fue intenso en Larraun, Gorriti o Leitza. Las gentes de estos lugares, perfectas conocedoras del terreno, sorteaban los peajes por los antiguos caminos medievales y calzadas para pasar los productos sin pagar a lomos de caballerías. Recondo informa de que todas las mercancías eran transportadas a lomos de animales y que el viaje les llevaba día y medio.