NO se cumplen 100 años todos los días. Por ello, el hotel Ayestarán de Lekunberri celebró ayer por todo lo alto su primer centenario con una fiesta que volvió a 1912, año de su fundación. La celebración, en la que se volcaron vecinos y clientes, transformó por unas horas la localidad. "La historia del hotel y Lekunberri ha corrido en paralelo. El hotel Ayestarán puso a Lekunberri en el mapa", observó el alcalde , José Mari Aierdi. También destacó que este establecimiento "ha sabido ofrecer un producto de calidad, con contenido".
Ya desde primeras horas de la tarde comenzó un inusual trasiego de coches de época y calesas tiradas por caballos. Su destino era este hotel, en cuya puerta se bajaron personajes que parecía que venían directos del Titanic. Imperaba la moda eduardiana, principal fuente de inspiración del taller de costura que organizó el Ayuntamiento para realizar la vestimenta para el día. "Se han cosido más de 70 faldas", explicó la edil Natalia Azcona. También hubo un curso acelerado de peluquería que ayer pusieron en práctica Fani Erro, Ainhoa Izu y Mª Carmen Lansalot. Ayer no faltaron clientes fieles, también vestidas de época, como las hermanas Cecilia y Cuqui Planás, que veranean en Lekunberri desde 1953. "Es un hotel entrañable. Es como venir a la casa de la abuela", señalaron. "Estamos muy emocionados y agradecidos por la cantidad de gente que ha participado", señaló Mª Jesús Ayestarán, de la tercera generación al frente de este hotel.
Ayer, vecinos y clientes recrearon aquellos largos veraneos de principios de siglo, años en los que se puso de moda la vida sana y el deporte entre las personas adineradas. Y el hotel Ayestarán, ubicado en un entorno privilegiado, ofrecía actividades al aire libre, sol, tranquilidad y una excelente cocina casera. Veranear en el norte era la tendencia del momento, auspiciado también por las estancias de la familia real en San Sebastián.
Así, no extraña la prosperidad del hotel Ayestarán, que al poco tiempo, en 1918, amplió sus instalaciones con un nuevo ala, pasando de 20 a 60 habitaciones. En los años 30 se realizó otra, proyectada por el arquitecto Víctor Eusa, que también diseñó un nuevo hotel más pequeño, el de invierno, en las antiguas caballerizas. Y es que este establecimiento ha sabido adaptarse a los tiempos, convertido en la actualidad en un hostal rural con un total de 82 habitaciones.
EXPOSICIÓN Muchos de los hitos e historia de este hotel se muestran en la exposición que recoge recortes de periódico y misivas de estos cien años, descubriendo el carácter cosmopolita de este establecimiento. También se pueden ver libros con los registros de clientes ilustres como Ernest Hemingway, Orson Welles, Niceto Alcalá-Zamora, el Conde de Rodezno o Gil Robles, además de personajes de la nobleza entre los que destaca Balduino de Bélgica, entonces príncipe, y su esposa, Fabiola de Mora y Aragón, o la princesa María Pía de Sajonia.
Asimismo, se ha editado un vídeo con testimonios de clientes y un libro que recoge la historia y anécdotas, como que Alcalá-Zamora se encontraba hospedado en Lekunberri cuando tuvo lugar el pacto de San Sebastián, en el que comenzó a gestarse la llegada de la II República. Asimismo, se cuenta cómo a lo largo de la II Guerra Mundial se cobijaron más de 750 refugiados, repartidos en los dos hoteles según el bando de pertenencia. Los oficiales aliados estaban en el hotel principal. Enfrente, en el Ayestarán II, los alemanes. "No hubo ningún problema", observó Mª Jesús Ayestarán, apuntando que "un piloto norteamericano se enamoró de una cliente de San Sebastián". También se narra que el hotel fue plató de películas como Zalacaín el aventurero, Luna de verano o Campanadas a medianoche, entre otras.