EN 1961, el mundo entero miraba con preocupación a la isla de Cuba, donde el abusivo e ilegal acoso estadounidense acababa de darse un batacazo, con el fracasado intento de desembarco en Bahía de Cochinos. En Pamplona, además, había causado gran conmoción la noticia del suicidio, en vísperas de San Fermín, del escritor Ernest Hemingway.
Por aquel entonces, la actual avenida de Zaragoza conservaba aún mucho de aquella vía periférica, de salida de Pamplona, que durante mucho tiempo se había llamado "carretera de Zaragoza". La fotografía recoge, a la izquierda y en alto, el perfil de las casas de la nueva calle de Abejeras, todavía en construcción, y justamente debajo se ve la silueta del Colegio de Santa Catalina. Más a la derecha, al final de la calle, vemos el edificio de Sindicatos, y ya a la derecha se distingue la efigie de la Virgen Milagrosa en lo alto de la iglesia de los Padres Paúles, construida en el año 1928 por el arquitecto Víctor Eusa. Cierra la imagen, a la derecha, una línea de viviendas unifamiliares, muy similares a las que existían en otras calles del extrarradio pamplonés. La calzada, por último, va ocupada por un solitario Renault-4CV y un camioncillo de filiación desconocida.
HOY EN DÍA, la zona ha cambiado hasta el punto de hacerla prácticamente irreconocible, aunque, como enseguida veremos, una mirada más detenida nos revelará la existencia de algunos elementos sueltos que nos van a permitir identificar perfectamente y sin duda alguna ambas imágenes.
Hace ya mucho tiempo que fueron derribados los edificios unifamiliares de esta zona, y en su lugar se han venido construyendo altos edificios, de más de seis alturas casi siempre, que han traído consigo una evidente verticalización de la construcción. Como consecuencia, la imagen de la Virgen Milagrosa queda hoy oculta desde el punto en el que se colocó el fotógrafo de 1969. La ancha calzada, de cuatro carriles, cuenta con isleta central, cuya vegetación impide igualmente ver el edificio de Sindicatos. Ya a la izquierda de la fotografía, podemos ver, en alto y en la misma posición que en 1961, el perfil de las casas de la calle Abejeras, que permite identificar esta imagen con la de la fotografía antigua. En un nivel inferior podemos también distinguir la silueta del colegio de Santa Catalina, que en los 51 años transcurridos ha sufrido varias ampliaciones, incluyendo la erección de un patio cubierto con vistosa estructura.