"Me encantó la propuesta de realizar una escultura en homenaje a los abuelos"

estella-lizarra. Rafael Huerta (Bilbao, 1929) afronta este nuevo encargo con mucha expectación. Conoce Estella desde hace décadas y el tema propuesto le ha calado, ya que tiene un grato recuerdo de su abuelo y destaca la labor que este colectivo realiza en la sociedad. Si el proyecto es viable finalmente, en menos de un año estará la escultura expuesta en Estella.

¿Qué le pareció la propuesta?

Es un tema que me encanta. Yo no soy una persona muy afectiva, pero uno de los aspectos más grandes es el recuerdo que tengo de mi abuelo materno, porque aquel hombre me llevaba con él a muchos sitios. Siempre íbamos a pescar, aguantando una cantidad de impertinencias propias de la ingenuidad del niño, pero aún así me llevaba con mucho gusto. Por eso tengo mucha ilusión en este tema y cuando la comisión que me visitó me lo propuso, me encantó desde el primer momento.

¿Cómo afronta este nuevo reto?

Teniendo en cuenta mis 84 años, que cumplo en diciembre, probablemente será mi última escultura, la última obra monumental que yo haga. Eso mismo se lo dije a los que impulsan esta iniciativa, porque a pesar de que estoy bien y no me puedo quejar, los años son los años. Mi padre era un hombre muy fuerte, no trabajó más que yo y para estas alturas ya se había muerto. Eso sí, la medicina hoy en día tiene más ventajas y yo estoy muy bien, aunque cuando voy a coger un peso parece que está pegado al suelo. Antes eso no me pasaba.

¿En qué material van a realizar la escultura?

En bronce porque es el único material capaz de perdurar. Además, hay que tener en cuenta cómo se dispone el elemento escultórico porque hay siempre una minoría que parece que goza rompiendo las cosas, es algo incomprensible pero es así.

¿Dónde le gustaría que se colocase esta escultura?

Cuando hablamos de la ubicación, ya les dije que tenía que ser un sitio bastante transitado para que no estuviera aislada y me hablaron de Los Llanos. Ahora me voy de viaje, pero en cuanto vuelva me acercaré a Estella a concretarlo. Voy mucho y conozco Estella desde hace muchos años, es una preciosidad, tengo ahí mis mejores amigos y estoy muy vinculado con la ciudad.

La comisión que impulsa la iniciativa desea que las personas se puedan acercar e incluso agarrarla para fotografiarse con la escultura, ¿cómo lo ve?

Yo comprendí que me dijeran esto y me recordaba, por ejemplo, a cómo en Compostela los estudiantes se pegan en la cabeza para que se despierte la inteligencia. Ya veremos a ver qué se puede poner. También me gustaría incluir algo de carácter escrito que refleje el apoyo que hacen los abuelos a la familia hoy en día. Esto es esencial para que muchas familias puedan sobrevivir, todo gracias a su generosidad. No conozco a un abuelo que no tenga afición por sus nietos y, como son gente que afortunadamente han tenido una hucha y han ido ahorrando, muchos la están rompiendo a favor de la familia, algún simbolismo en ese sentido podría tener la figura.

Mientras comienza la recogida de fondos, ¿qué puede ir usted adelantado del trabajo?

Ojalá salga adelante. Este grupo es muy entusiasta y por eso puede ser posible. Yo no he visto nunca cosa igual, qué empeño tienen. De momento, me han pedido un dibujo para poder presentar a las entidades para que colaboren. Lo haré para que lo comuniquen pero, para ello, también es importante la ubicación. Como he dicho, creo que Los Llanos puede ser un buen lugar. Cuando vaya lo decidiremos y con eso ya podré hacer un fotomontaje que sugiera bastante bien y con bastante precisión cómo podría quedar el trabajo, ya que nunca he tenido que rectificar los dibujos iniciales, he tenido esa suerte. Es extraño, porque eso mismo le pasaba a mi padre.

¿Eso es habitual en su disciplina?

Normalmente, el escultor hace el dibujo para presentar el tema. Se trata de una primera idea y, luego, se mete con el barro y se desenvuelve mejor, pero a mí lo mismo me pasa con el dibujo que con el barro. Cuando hago un dibujo apurado lo paso mejor al barro pero nunca tengo dudas hacia dónde tengo que ir. En el monumento del encierro, la idea general la hice en dos días y medio y luego desarrollar el dibujo me costó muchísimo tiempo, pero no tuve un tropiezo.