calahorra. Ir a trabajar al campo en los términos municipales de Resa y El Roturo, en la zona limítrofe entre Calahorra y Pradejón, en La Rioja, se había convertido estos últimos dos meses en "una completa odisea", tal y como aseguraban los agricultores del lugar. El problema es que durante los últimos 50 días, 19 vacas bravas han estado campando a sus anchas por esta zona y han causado importantes daños en los cultivos.

Después de que los agricultores interpusieran varias denuncias en el cuartel de la Guardia Civil, ayer y el martes agentes de la Policía Foral procedieron a sacrificar a estos animales, ya que pertenecían a un ganadero navarro y pastaban a diario en el soto de Andosilla.

Entre los afectados se encuentra César Donoso, vecino de Azagra que ha tenido que lidiar con estos animales en más de una ocasión. "Como apenas baja agua por el río, las vacas cruzaban desde el soto de Andosilla hasta aquí en busca de comida. Al principio pensamos que era una cosa puntual, pero al final vimos que estaban aquí día tras día, siempre a la misma hora, con todo lo que eso supone".

Donoso, que aseguraba que han llegado a hacer guardia por la noche para ahuyentarlas, reconocía que "han dañado una parte muy importante del campo. A mí me han destrozado los cardos, unos 80.000 kilos que tenía en esta finca de 1,2 hectáreas, ya que los que no se han comido, los han pisado y ya no sirven. Se han cebado con esta parcela porque la de al lado no la han tocado".

corral provisional El azagrés César Donoso comentaba que durante este tiempo llegaron a construir un pequeño corral para retener allá a las reses. "Con ayuda de unos amigos preparamos un corral para que no anduvieran sueltas. Las cebamos durante varios días con pienso y demás, pero no hubo forma de retener a todas. Al final optamos por arrearlas para que se marcharan, por lo que se organizó un auténtico encierro por las fincas".

Precisamente han sido varias las personas que durante este tiempo han paseado y montado en bicicleta por estos términos y se han topado de frente con ellas. "A estos animales hay que pastorearlos porque si no se asilvestran", puntualizaba este agricultor.

reparación de daños Los propietarios que se han visto afectados esperan reunirse para hablar con la ganadería navarra que, en principio, cuenta con un seguro que cubrirá los daños. La idea es que un perito estipule la cuantía de los destrozos que han ocasionado las reses durante este tiempo.

A pesar de que el problema ya no se repetirá, los agricultores reconocían que daba pena acabar así con estos animales ya que se podía haber solucionado antes. De hecho, la mujer del propietario de las reses, en nombre de su esposo, que arrastra problemas de salud, fue la que logró, un mes después, una autorización para abatirlas.