En 1940 - La calle Olite era uno de esos tentáculos urbanizados que la vieja Pamplona, constreñida durante siglos en su amurallado Casco Antiguo, había tendido hacia el extrarradio para poder llegar a convertirse en una capital desarrollada y moderna. Eran los tiempos de la posguerra, y el Gobierno español se debatía nervioso a la espera de ver qué hacían sus aliados fascistas en Europa, Hitler y Mussolini, aunque los jerifaltes franquistas comenzaban ya a olerse que habían apostado a bando perdedor. Mala jugada.
La fotografía muestra la calle Olite aún sin configurar del todo, cortada en su mitad por las enormes instalaciones de las cocheras del ferrocarril Plazaola. Ello permite ver un tramo largo de la avenida de Franco (actual Baja Navarra), cuya urbanización parece algo más avanzada, y al fondo del todo la Plaza de Toros, con el aspecto achaparrado que tenía antes de las obras de ampliación llevadas a cabo en 1966.
Hoy en día - La comparación con la foto de 1940 es posible gracias a nuestro amigo el periodista Satur Leoz, que amablemente nos ha abierto la puerta (y el balcón) de su casa. Vemos así que, con la salvedad de la manzana de las instalaciones ferroviarias, ya edificada, la zona permanece prácticamente igual que hace 74 años.
Y atentos a la jugada. La semana próxima nos moveremos calle abajo hasta la casa que hace esquina con Baja Navarra, desde cuyo ático, en color blanco en ambas fotos, nuestra amiga Araceli Melero nos dejará fotografiar la iglesia de San Francisco Javier y compararla con su estado en 1952. Y la semana siguiente pasaremos a la propia iglesia, desde cuya altísima torre los curas, también amigos nuestros, nos permitirán cerrar el círculo, fotografiando desde allí esta calle Olite y buena parte del Segundo Ensanche, para compararlo con su aspecto de 1953. Queridos y fieles lectores de Adiós Pamplona, ¿hay quien dé más...?