castejón - La palabra rendirse no tiene cabida en el vocabulario particular de José García Navascués, un castejonero de 78 años, que lleva más de un lustro luchando contra Trenasa que, de la noche a la mañana, construyó una vía a solo 12 metros de las viviendas de cinco familias para trasladar los trenes que fabrica en sus instalaciones hasta la estación de la localidad ribera.
Se ha convertido en la peor pesadilla de los responsables de la filial de la CAF (Construcción Auxiliar de Ferrocarriles) que se las prometían felices cuando optaron por instalar una planta en Castejón dedicada al montaje de vagones de tren. Invirtieron 7 millones de euros, ofrecieron trabajo a alrededor de 50 trabajadores y ocuparon 40.000 metros cuadrados, además de partir la calle Jerónimo Marco para que pasasen sus trenes, dos veces por semana, camino de la vía férrea.
Para esta operación, Trenasa contó con el visto bueno del Ayuntamiento que en el verano de 2007 aprobó en pleno la cesión del terreno durante 30 años por un importe de 150.000 euros y la ocupación de la vía pública a cambio de un canon de 1.200 euros/año. Sin embargo, el Consistorio fue más rápido de lo debido al conceder la licencia de obras y a este clavo ardiendo se agarraron las cinco familias afectadas para comenzar una lucha que dura ya más de siete años. José García, representante de este colectivo y padre de una de las propietarias de las viviendas, recuerda como si fuera ayer cuando Nasuinsa (Navarra de Suelo Industrial SA) les envió la primera notificación a finales del año 2006 en la que se les informaba de la reorganización y ampliación del polígono industrial de Castejón. Se les avisaba también de que podría afectar a sus viviendas y les decían que facilitarían su instalación en otra área residencial de Castejón. “No éramos nadie, pero era injusto que se saltaran la ley a la torera”, rememoró el veterano castejonero antes de denunciar el verdadero surrealismo de esta rocambolesca historia. “Primero cortaron la calle de forma chapucera y después colocaron un elevador de tres metros y medio de ancho para que pasaran los trenes”.
Pero, según apuntó García, ahí no acabó el despropósito, ya que “por si fuera poco, nos hicieron un acceso alternativo para que pudiéramos acceder a nuestros propios hogares, creando una especie de vial que nos hace dar un rodeo por varias manzanas y atravesar el terreno privado de la empresa Impregna. Es increíble decir que hay un tren en la puerta de casa”.
PRIMER TRIUNFO En marzo de 2009 ganaron su primera gran batalla en esta guerra sin cuartel que parece no tener fin. El TAN anuló la licencia de obras de la polémica vía al considerar que antes de realizar obra alguna en el área afectada por la solicitud de licencia es obligado aprobar un Plan Especial que resuelva los accesos viarios y peatonales de las viviendas afectadas y asegurar la adecuada coexistencia del uso residencial con el ramal ferroviario. Pese a ello, Trenasa, siguió con su actividad y los trenes continuaron pasando por la puerta de las viviendas de los afectados semana tras semana. Un mes más tarde, los vecinos de la calle Jerónimo Marco, cansados de que la firma incumpliera la sentencia, se plantaron sobre los raíles para impedir el paso de un convoy.
Según explicó José García fueron momentos de mucha tensión porque se personó en el lugar la policía. “Primero vino el alguacil, después una pareja de la Guardia Civil y como no nos quitábamos de allí, llamaron al sargento y vinieron otros seis más”. Finalmente, los afectados abandonaron la zona por propia voluntad, aunque volvieron a repetir esta operación hasta en dos ocasiones más, esperando que alguien les escuchara. “Nadie nos hizo caso”, recordó este don erre que erre castejonero que denunció que “ni el Gobierno de Navarra ni el Ayuntamiento de Castejón actuaron como debieron. Solo pedíamos que se cumplieran las resoluciones”. Los únicos que han escuchado a García y al resto de vecinos durante todo este tiempo han sido los grupos de la oposición del consistorio ribero que a mediados de 2011 crearon una comisión para investigar todo lo relacionado con este asunto.
Pero, de nada sirvió esta iniciativa porque el problema se quedó aparcado hasta que a finales de 2013 el Tribunal Superior de Justicia de Navarra dio la razón a los vecinos anulando el Plan Especial que redactó el Ayuntamiento de Castejón para dar el visto bueno a la obra de 2008 cuando se abrió la calle Jerónimo Marco para que los trenes de Trenasa circulasen desde su planta hasta la estación de Castejón. “Para mí supuso una honra demostrar que las cosas se pueden hacer mejor, más prácticas, menos dañinas y con justicia. Tenemos unas obligaciones y unos derechos que son los que nos están quitando”, reconoció José García que recordó que los más de siete años de litigio que llevan les han costado 50.000 euros (sumando lo aportado por cada uno de los vecinos).
No obstante, el último capítulo de la historia todavía está por escribir, ya que, aunque el Ayuntamiento tiró la toalla, Trenasa no ha dado su brazo a torcer y presentó un recurso contra la sentencia el pasado mes de diciembre.