Iciz, nogal en el sur salacenco
La localidad de Iciz es una las 11 villas históricas que, por mor de ordenaciones territoriales y tributarias, conforman desde el siglo XIV el ‘quiñón’ de Atabea, uno, junto a Aldegaña y Errartea, de los tres de Junta General del valle de SalazarUn reportaje de Manuel Mª Sagüés Lacasa
Iciz limita por el norte con Igal y Güesa, por el sur con Uscarrés, por el este con Vidángoz y por el oeste con Gallués. Este último es el ayuntamiento al que pertenece el lugar, con categoría de villa, de Iciz. Gallués está de Iciz a salto de orilla del río Salazar.
El lugar que nos ocupa se pavonea alto y privilegiado, lo que le infiere un microclima especial. Es un hito y crucero del valle de Salazar en el que convergen las caricias más suaves que llegan desde el Almiradío de Navascués y las, a veces, correosas y presionantes corrientes que se estrechan y disparan desde el norte a través de la foz de Solame o Asolame, en el camino a Güesa.
Nos reciben en casa Bernat (1700) o de Juan Txikito, Francisco Javier Compains Iribarren y su mujer Cristina Layana Etxeberria, natural de Igal. Compains muestra y habla de Iciz con templado orgullo. El pueblo cuenta con 20 casas (Larrañeta, Irigoien, Maestro...), casi todas rehabilitadas y esplendorosas. Hacia 1890, la villa llegó a tener unos 100 vecinos.
En el más que interesante paseo los sentidos se detienen ante el alma natural de la villa: El nogal de casa Maestro. Maravilloso y colosal árbol que inhibe tanto el crecimiento de otros arbustos a su alrededor, como inmoviliza las prisas del hombre. Sus nueces, otrora bellotas de Júpiter, se están recogiendo bajo el auspicio de sus casi 30 m. de diámetro de copa. Sabrosas. Quizá es el nogal más grande de nuestro viejo Reyno pirenáico. Monumento natural y adorado don a la inteligencia, este nogal del sur salacenco. Sus dos siglos de existencia son, junto a Compains, el mejor historia viva de Iciz.
santos cosme y damián Los santos Cosme y Damián, hermanos médicos mártires hacia el año 300, son los titulares de la iglesia medieval de estilo románico tardío de Iciz. Es una fábrica de reducida planta rectangular cubierta por cañón apuntado entre fajones y cabecera semicircular con bóveda de horno. Al Evangelio se sitúa una sacristía del siglo XVI con bóveda sexpartita. El conjunto está muy bien restaurado. La última actuación la obró en 2009 el buenhacer de las manos de Raúl Ara Pérez, maestro albañil de Salvatierra de Esca. Su equilibrada torre se levanta a los pies. La portada primitiva pierde protagonismo, no por su belleza, sino por estar eclipsada por un pórtico moderno. Esta singular portada fue recuperada por Ara Pérez y hoy se puede disfrutar con su arquivolta de medio punto con moldura exterior y que se apoya en pies derechos con imposta, mientras que el dintel lo hace en columnas cuyos capiteles son grácilmente decorados con rosas y molduras. En el cuerpo de las dos columnas aparecen numerosas incisiones que el restaurador quiso respetar. Se pueden entender como restos de aparejos y mampostería. También se puede dejar volar la imaginación tras las palabras del cicerone del lugar, Compains Iribarren, que denomina con cierto misterio a las hondas e irregulares rayaduras como las uñas del diablo. Quizá el diablo quiso, y no pudo, profanar el lugar santo de los galenos Cosme y Damián. En la cabecera se sitúa un retablo de época Manierista. Destaca sobremanera por su bello equilibrio y su dideño arquitectónico un tabernáculo de planta semioval, con el sagrario formado por un basamento y cuerpo en forma de templete abierto con doble piso de triple arcada. Desde el coro, te sorprende una seductora vista por un ventanuco de las crestas de Olagato.
Iciz, su espectacular paisaje (macizo de Arburua, con su preciosa ermita, Peña Redonda y Egaña, la barrera de los cutos...), su arreglado y precioso caserío, su iglesia y antigua abadía, sus singulares ventanas tríforas y de arquillos apuntados... Muchos argumentos para disfrutar. Sus guindas: ese solaz nogal bicentenario de casa Maestro, ese sagrario y... esa enfocada y larga, cual vista de lince, memoria patrimonial del conocedor y contador Francisco Javier Compains Iribarren, hijo de casa Bernat y de Doroteo, nieto de Juan Txikito..., y, así, hasta las entrañas de Navarra.