Parece que hay algunos que no quieren darse por enterados de nada. Aquí no ha habido (o hay) una crisis de mil pares. Si la hay, no importa. Todo pasará y seguiremos igual. A limpio pelotazo inmobiliario, que alguno se forrará. Alguien más, además del promotor que no se ha dado a conocer, porque si no esto no sale ni para atrás.
Hablo de la faraónica obra proyectada en el antiguo colegio Maristas en la Avenida Galicia.
1-Si quieren conservar el carácter del edificio de Víctor Eusa, nada mejor que conservar el exterior y plantarle en medio ni más ni menos que un pepino de 20 pisos. ¿Y por qué no 40? Eso es muy vintage. Sí sí. Muy cool. Arquitectura moderna sin vaselina ni nada que nos quieren meter a todos por ahí. Para hablar claro y que se me entienda bien. Muy bonito, sí señor.
2- David contra Goliat. Sí, vivo en un edificio contiguo. Tendré derecho a que me dé el sol en algún momento, siquiera un poquito, digo yo. Sé que soy una egoísta. Perdonen. ¿Pero no les vale con una altura media que respete la del entorno de 5, 7 o 9 pisos?. ¿Qué no? ¿Por qué no plantan los 20 pisos sobre otro edificio emblemático de Pamplona? Dígase el Teatro Gayarre por ejemplo. Que está frente a Diputación y quedaría monísimo con sus cristales y su porte de coloso. Conservando todo lo del Teatro y su función claro está. Pero venga 20 pisos para arriba. Así ensalzamos la arquitectura y la cultura. Dos por uno. ¡Ah! ¡Que no! Que entonces al que le da la sombra es a nuestro Ilustre Alcalde que sabe de urbanismo la tira.
3- Otro error. Entiendo que en algún momento puede haber viviendas por ahí. Es una zona “jugosa” pero no se puede sobreexplotar por ello. Para 314 viviendas prevén 342 plazas de aparcamiento subterráneo. Seguramente habrá familias, las más, que se instalarían ahí y tendrán más de un vehículo los cuales acabarán estacionados en la calle donde, a pesar de la zona azul el problema para aparcar es inmenso. ¿En qué está pensando Urbanismo de nuestra querida ciudad? En los vecinos no. Arreglen problemas. No los incrementen.
4- La señora María Arbeloa, a la que no tengo el gusto de conocer, en el Diario de Navarra del 9 de abril, se permite hablar “en nombre de los vecinos del Ensanche” (citando a seis entre los que desgraciadamente no me encuentro) que parecen alabar el proyecto y la nueva plaza donde convivirían mayores y niños dando vida a la zona. Como si a 80 metros no estuviese la plaza de la Cruz, donde llevan haciéndolo años. Aún así otra plaza de esparcimiento siempre es bienvenida pero no a cambio del pepino en cuestión. Gracias que después de ensalzar la propuesta para la zona en todo el artículo en sus dos últimas líneas también dice que a los vecinos no les gusta el proyecto del coloso. A mí me parece horrendo. Por eso coincido con la opinión que Victor Manuel Egia publicó el 3 de abril en Diario de Noticias.
5- Ya dicen bien. Que no meterán una pala hasta 2023. ¿Tendrán que esperar a que vuelvan los de siempre? O ¿los de siempre van a cambiar alguna vez de mentalidad al respecto? Cuento con que el Ayuntamiento o Ayuntamientos de Pamplona sucesivos no permita el proyecto como palo urbanístico que es. Pero como ciudadana y vecina casi emancipada de la política les recuerdo la película El Coloso en llamas u otra obra faraónica que tuvieron que parar sus propios vecinos cuando en plena crisis sus dirigentes no estaban pensando en ellos. Gamonal. O el poder del pueblo cabreado. ¿Lo recuerdan verdad?
6- La crisis sigue. Algunos no han aprendido nada. Los ciudadanos sí. A no callarnos. Los abusos urbanísticos en su día crearon la burbuja que ya sabemos a dónde llevó. Ya está bien, ¿no? Moderación y defensa del interés general es lo que hace falta.