sangüesa/Zangoza - En la noche del 24 de julio, víspera de Santiago, Sangüesa se transformó. Por sus calles transitaron juglares, peregrinos, mozos y mozas, El rey Alfonso el Batallador, la reina, Catalina de Foix, cortesanos, dantzaris, caballerías, seguidos de centenares de personas.

Fue una noche de verano extraordinaria, en la que miembros de la Asociación Misterio de Reyes, Auroros y el Grupo de danzas Rocamador participaron en la reprentación de La Ruta de Estrellas, la primera parte del Auto de Peregrinos de Pedro Sola, con música de Luis Elizalde (también sangüesinos), que se representa en los años jacobeos. Sin embargo, la celebración del 350º aniversario de la concesión del título de ciudad era una buena razón para actuar. Era su aportación. “Esto ha sido una excepción. Hemos considerado que esta conmemoración era motivo suficiente para salir”, explican. No lo hacían desde el año 2010, y no lo repetirán hasta 2021, próximo año jacobeo. Demasiado tiempo sin salir a escena para el elenco de actores y actrices amateurs de esta asociación que lo dirige.

Lo que sí escenifican anualmente es el Misterio de Reyes. Cada mañana del día 6 de enero, la ciudad se muda de nuevo, esta vez para representar el libreto del capuchino José de Legarda, Fiesta de Interés Turístico de Navarra y uno de los cinco autos sacramentales que se representan en el Estado. Es el legado cultural que ha pasado de unos a otros entre buenas manos con esmero y sensibilidad para su conservación.

Enrique Itoiz, Juan Pedro Ventura y Juan Miguel Aisa pertenecen y representan a la asociación, junto a Jesús Moreo, Ángel Navallas e Isabel Rosel; “Todos igual de importantes y necesarios”, subrayan , y cuando tocan a rebato son más de cien los que acuden a su llamada para escenificar al aire libre estas singulares representaciones, que constituyen parte del patrimonio sangüesino.

Tomaron en sus manos el testigo de otras manos, lo han mantenido y lo van pasando, convencidos de su continuidad. Se reúnen en torno a la mesa, en su sede de la calle del Mercado como una familia: comentan su trabajo, celebran acontecimientos y recuerdan a los que se fueron, como el sacerdote y amigo personal Pedro Sola, autor del Auto de Peregrinos, de quien tanto aprendieron.

Huyen de destacar su labor, disfrutan con ello y si de algo se muestran satisfechos es de haber logrado atraerse a los jóvenes, que son el futuro de las dos representaciones. “La continuidad está garantizada. La gente joven ha vuelto con fuerza a inmiscuirse en una actividad cultural muy importante para Sangüesa”, declaran.

Kike Itoiz fue uno de esos jóvenes que con 16 años, allá por 1965, cogió el relevo en un tiempo en el que se temía por la desaparición. A la voz de alarma respondieron entonces también Luis Sabalza, Eleuterio Remón y Fermín Gascón. La casualidad quiso que en septiembre de 1966 cayera por allí Don Pedro, como ellos llaman al sacerdote Pedro Sola, y Juan Cruz Labeaga ya andaba por allí. Con ellos estaban reforzados. Itoiz se estrenó en 1967 en el papel de Gaspar, y aunque se bajó del caballo en el 2000, nunca se fue. El próximo año cumplirá 50 en el Misterio. De él dice Juan Pedro Ventura que “es el corazón que tiene que latir y meter la sangre por las venas”; a lo que Juan Miguel Aisa añade que representa “algo muy importante y es querido por todo el mundo; todos le siguen”, afirma.

Ventura y Aisa se incorporaron en 1978. El primero lleva el peso de los ensayos y la puesta en escena de cada personaje. “Es la labor más costosa, tres meses de ensayos continuados y llevar a chicos y chicas de 17 a 24 años, como en este Auto de Peregrinos”, recalca Itoiz de él. Por su parte, Aisa lleva el peso y la coordinación de todo el equipo de sonido e iluminación. Ha sido actor, pero dejó paso, en cuanto pudo, a la savia nueva.

El esfuerzo continuado y su dedicación han llevado a buen puerto al legado, pero no les ha faltaldo el compromiso y la ayuda de otros muchos en campañas puntuales, y el respaldo del Ayuntamiento. “La respuesta del pueblo es increíble”, expresa Itoiz.

Los tres son de esas personas necesarias en los pueblos que se responsabilizan, valoran, cuidan y procuran hacer crecer la herencia recibida. Se comprometen en el tiempo y arrastran con ellos a muchos, como dijo el alcalde, Ángel Navallas, en la noche del Auto, “para gozo de la ciudad”.