ERRO "Yo sabía lo que quería porque mi profesión me gustaba y quería vivir en el pueblo". Así de contundente se expresaba Gloria Cerdán Urrutia, vecina de Erro de 44 años, cuando aludía a los comienzos de su negocio. Con tan sólo 19 años y después de haber trabajado dos en Pamplona, se lanzó a montar su propia peluquería, con el riesgo que conllevaba en aquel momento ser mujer y trabajar en el Pirineo. Fue un 16 de agosto de 1990, antevíspera de fiestas de su pueblo. "En casa, mis padres me apoyaron, primero en la formación y luego al darme la oportunidad de poner en su casa mi negocio", afirmaba Gloria. Al principio venía gente conocida, pero poco a poco se fueron acercando desde otros pueblos. En ese momento, no había ninguna peluquería en la zona, salvo alguna peluquera que cortaba en casas de Garralda y Orbaizeta.
Trece años permaneció en el hogar de sus padres hasta que en octubre de 2003 se construyó su propia casa y trasladó la peluquería a su vivienda, unos metros más abajo. Aquel año abrieron también las peluquerías de Burguete y Espinal y, aunque notara algo de bajón, nunca ha dejado de tener una clientela fiel.
De hecho, ha convertido su negocio en una gran familia. "Sigo con la misma ilusión que con la que empecé y estoy muy agradecida de la clientela que tengo", afirmaba orgullosa. Su cartera de fieles clientes abarca principalmente los pueblos del Valle de Erro, pero también recibe visitas de Arce, Aezkoa o Zubiri.
El propósito de Gloria es seguir haciendo feliz a la gente. Ella es sociable y disfruta mucho de su trabajo, en el que a veces tambi én tiene que hacer de psicóloga, y más en un valle tan pequeño y cercano donde todos se conocen. "Que la gente salga diciendo que le he dejado guapa o que ha estado muy a gusto hablando conmigo, eso te llena muchísimo", reconocía Gloria. Y realmente es muy fácil conversar con ella, su voz transmite tranquilidad y su agradable sonrisa hace que cualquiera le coja cariño.
DÍA A DÍA
Desde que abrieron la residencia Amma Ibañeta en Erro, todos los lunes acude a peinar a los mayores. Al principio fue duro porque algunos están limitados y no pueden colaborar, pero es muy satisfactorio. "A alguno que está un poco peor le ves un poco arregladico y parece que se le han quitado la mitad de los males", decía entre risas. El resto de la semana lo organiza según la demanda. No tiene un horario establecido, pero sí funciona por citas, siendo julio, agosto y septiembre los meses de mayor tirón. En los últimos años, sin embargo, ha observado que los clientes acuden menos veces al año a cortarse el pelo.
Como todos los peluqueros, Gloria asiste a cursos para conocer las tendencias y después aplicarlas a sus clientes. Se considera una peluquera sencilla que respeta el estilo de cada uno, aunque aporte su toque personal. "Antes se llevaba el pelo rizado con rulos. Ahora les peino con secador de mano y les doy otro aire", decía Gloria refiriéndose a sus clientas mayores. Recuerda que en los primeros años hacían muchísimo moldeado y permanente, pero desde que empezaron los tintes, eso ha disminuido. "El color es más visible en el pelo liso, así que se dejó de llevar el pelo rizado", explicaba Gloria.
EL NEGOCIO EN CASA
Conforme pasan los años, Gloria valora más tener el trabajo en casa. De esta forma, evita el riesgo de coger el coche para desplazarse a Pamplona y ahorra tiempo. "A veces en invierno te puedes sentir agobiada por no salir de tu ámbito laboral, pero tenemos la suerte de que hay muchas actividades para hacer", aseveraba Gloria. Se considera una persona muy activa, de hecho, acude al coro y a clases de yoga. Además, tiene dos perros con los que le encanta pasear, le gusta estar con los niños de sus amigas y de vez en cuando hace alguna escapada a Pamplona para estar con su hermana. "No cambio esto por nada. A día de hoy soy feliz así", decía emocionada. Gloria no es una persona ambiciosa, le gusta su trabajo y para ella eso es lo más grande que existe. Su expectativa es poder vivir de lo que le gusta y disfrutar. "Con mi trabajo yo me siento realizada y quiero seguir tratando a la gente como soy yo", expresaba.
Precisamente esa filosofía le llevó a organizar un lunch en las pasadas fiestas de Erro para todos los clientes de la peluquería, como modo de agradecimiento por el cariño recibido durante estos 25 años. Fue un día inolvidable para ella, en el que recibió numerosas muestras de cariño, pero el colofón del día fue cuando sus compañeros del coro Auzperri Abesbatza llegaron por la tarde para darle una sorpresa. "Estoy encantada, me sentí como una reina", expresaba con lágrimas en los ojos.
Sin duda, Gloria es una persona que se hace querer y eso se percibe en todo el cariño que le han demostrado los clientes. Ahora continuará trabajando como siempre, con amor y dedicación. "Mi intención es jubilarme de esto. No sé la vida qué me deparará", afirmaba.