Irati López de Dicastillo, de 11 años, carga a duras penas una azada que la iguala en altura. Con cuidado y poniendo mucha atención a donde pisan, le siguen Unai Bizcay, de 12 años y encargado de llevar entre las manos un frágil ejemplar de roble peloso, y Oscar Itxaso, de 10 años. Los tres, “amigos de toda la vida”, están participando en la segunda edición del Día de Árbol de Villava y del Valle de Ezkabarte, que este año se encarga de repoblar las faldas del monte Ezkaba Txiki. “Además de los materiales para plantar los árboles y arbustos, también nos han dado una bolsa para que recojamos la basura que vayamos encontrando. Por el momento no hemos encontrado mucha y eso es bueno. Quiere decir que la gente ya no tira tanta”, explica Irati, mientras prepara el hueco en el que habrá de plantar su tercer árbol.

Algunos metros más allá, y ocupada en entregar un ejemplar de arbusto a Ander Bizcay, de 5 años, y Aimar Ibáñez, de 6 años, está Itziar Almarcegui. “Queremos hacer un bosque natural, no una repoblación. La diferencia es que, por ejemplo, en un la replantación de un pinar se ven todos los árboles en fila e iguales y aquí estamos plantando diferentes especies de diversos estratos y en varios lugares”, comenta esta bióloga encargada de organizar la plantación.

objetivo “El objetivo de este Día del Árbol es que el pueblo vaya recuperando sus espacios naturales año tras año. Es un trabajo educativo y de reforestación, una forma de crear conciencia de la importancia de estos espacios”, apunta Joseba Amigorena, técnico de Juventud del Ayuntamiento de Villava.

Además de la reforestación, los voluntarios arreglaron el cartel informativo que hay a las faldas del Ezkaba Txiki y el merendero. De este último se encargaron Javier Monteiro, Adina Kizola, Roxana Vratu, Naiara Arranz y Aroa Aceituno. “Hemos estado lijando y barnizando las mesas y la papelera”, explica Adina, que participa por segundo año.