Los 65 años de. Agni
UN objeto revolucionario en 1949: la lavadora, los actuales y novedosos lavavajillas compactos y sobre todo el producto estrella: la estufa. Todo ello junto con un amplio abanico de otros electrodomésticos escriben la historia de Agni, aquella fábrica que nació fruto del emprendimiento de la familia Ruiz de Alda y que durante generaciones formó parte de la historia de Estella-Lizarra.
Por ella pasaron miles de trabajadores y se dice que en sus años más boyantes llegó a tener 800 empleados. Agni, convertida ya en BSH, cerró sus puertas en noviembre de 2014 para trasladar su producción y a su plantilla a Esquíroz. Ahora, el libro Agni. Un taller, sus fábricas y una historia desgrana de la mano de Joaquín Ansorena Casaus cómo surgió, los grandes éxitos de esta empresa, curiosidades y sobre todo cómo Agni ha sido una de las más grandes factorías de Estella-Lizarra.
Precisamente el punto y final de esta fábrica en la Merindad supuso el inicio de este libro, tal y como explica Ansorena, trabajador durante 40 años de esta factoría. “Me llamó el director general de BSH, Jorge Longás, y me dijo que, con gran dolor, la fábrica de Estella se iba a integrar dentro del complejo de Esquíroz, pero que no querían que esas ilusiones, ese periodo de tantos años quedase para el olvido o la leyenda, sino que estuviera testimoniado en un libro. No dudé en aceptar la propuesta”, indica Ansorena.
investigación
Una historia pegada a la ciudad
Desde ese momento, Joaquín Ansorena comenzó a buscar documentación, información y fotografías para poder retratar la historia de esta fábrica que nació en 1949, en una Estella con un claro carácter comercial. Por ese motivo, en el libro lo primero que se hace es un breve viaje por la recién fundada Estella con Sancho Remírez; la de los judíos en 1300 y el siglo XIX con sus guerras carlistas para llegar ya al siglo XX, con un sociedad empobrecida pero donde llega una idea brillante. La que trajeron de Alemania los hermanos Nicolás y Ángel Ruiz de Alda: la lavadora.
Hasta entonces la ropa se lavaba a mano, bien en casa o en lavaderos. Aquel aparato, como explica Ansorena, era un gran invento, que de hecho encontró una gran respuesta en el mercado. Para impulsar el negocio, los Ruiz de Alda contaron con las familias Jaén e Iribas y para su desarrollo llamaron a Félix Ros, jefe de prototipos en el sector de la aviación. “Se empieza a trabajar en la plaza de la Coronación y ahí hicieron la primera lavadora con mucha más ilusión que medios. Cogían la chapa para hacer las lavadoras de los barriles que llegan de EEUU con detergente y trabajaban a mano. Con un martillo los iban modelando para hacer las lavadoras y al poco tiempo el taller se les quedó pequeño. Hacían una lavadora al día y la nave tenía 150 o 200 metros”, recuerda Ansorena, que explica que era una máquina de gran tamaño que llevó por nombre Olimpic.
Ante la falta de espacio, trasladaron la actividad a una nueva fábrica en la calle Astería donde abrieron una nave de 600 o 700 metros, además alquilaron bajeras como en la cercana calle Espoz y Mina pero estas también se quedaron pequeñas. Así en 1961 se trasladaron a la pieza del Conde, ubicada en el barrio de la Merced. Allí se desarrolló el producto insignia de Agni, la estufa. “Fue una producto fundamental. La gente no tenía calefacción y en algunos sitios hacía mucho frío y donde hacía menos, como el Mediterráneo, no tenían fogones para calentarse. Se vendían entre 500.000 o 600.000 en un año y en total fueron 15 millones, que se vendieron por todo el mundo, ya que por una cantidad asequible se conseguía quitar el frío de las casas”, relata. La última estufa se produjo en 2009 desterrada por los nuevos sistemas de calefacción de las viviendas.
Durante esos años, Agni pasó por varios grupos empresariales como Orbaiceta, Inelsa y Safel. En 1989 fue BSH quien se hizo con el negocio y se abrió la fábrica de Villatuerta. Allí y hasta su cierre, socialmente muy doloroso, en 2014 para trasladar su actividad a Esquíroz se produjeron, según relata Ansorena, estufas, lavadoras verticales, lavavajillas compactos, aires acondicionados, deshumificadores, robots de planchado, bombas de calor para secadoras y se desarrollaron otros como dispensadores de hielo y de cerveza, máquinas de café o purificadores de aire.
la sociedad
Importantes cambios
Joaquín Ansorena explica que en 1949 no toda la ciudadanía veía con buenos ojos la llegada de la industria. “Temían que eso fuera a frenar lo tradicional y a generar progreso. Esto, aunque hoy parezca raro, daba miedo”, señala. Además, sociológicamente también se produjeron importantes cambios. “La historia de Agni se mezcla con la de Estella. Llegaba gente del campo con una formación humana muy alta pero muy poco formada y en poco tiempo se convertían en peones especialistas. Nacieron escuelas de oficialía y la mujer se incorporó al mundo laboral. Las fábricas abrieron la espita de la libertad. Después de Agni llegaron otras factorías a Estella como Salvat y la ciudad fue para arriba”.
Antes de Agni existía en Estella otra fábrica, la de Curtidos propiedad también de la familia Ruiz de Alda. “El periódico la Voz de Navarra habló de la inauguración de Curtidos”, indica. Por este motivo, como indica Ansorena, es importante para entender esos años, conocer el papel de la familiar Ruiz de Alda. “Lorenzo ejercía como líder del holding; Pablo se movía en el terreno sindical y de la política, algo fundamental en aquellos años; y Ángel y Nicolás tomaron la proyección externa, eran viajeros”, indica.
presentación
El libro
Este libro lo ha editado BSH Electrodomésticos y hace unos días se presentó en Pamplona. En el acto estuvieron, además del autor, el director general BSH Electrodomésticos España, José Longás, y el de la Cámara de Comptos, Javier Taberna. Desde la firma de electrodomésticos informan de que la intención que ha movido a BSH a editar el libro “está no solo en dejar testimonio de los primeros 65 años de nuestra fábrica, sino que encontramos en él el estímulo para seguir la labor de los pioneros al menos otros 65 años más”. Longás explica que “no queríamos que todo el esfuerzo que se desarrolló en la fábrica a lo largo de tantos años y ya en la memoria de muy pocos, terminase en el olvido o en la leyenda, que es lo que el tiempo transcurrido es capaz de conseguir. Por ello hemos editado este libro”.
La obra se puede comprar en Irrintzi y Clarín al precio de 18 euros. De ellos, la mayoría se donarán a Cáritas Estella para los proyectos que tienen de ayudar a las familias con el material escolar.
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