Puentes históricos, presas, molinos, pasarelas, jardines, parques, embarcaderos, merenderos, puntos de pesca, granjas, huertas, cercados con caballos y vacas, fuentes, un frontón y hasta dos centros de educación medioambiental. Estos son algunos de las lugares que se pueden visitar a lo largo del recorrido fluvial de la Comarca de Pamplona. Familias, grupos de amigos, niños de campamento y animados ciclistas, todos ellos aprovechan el buen tiempo para disfrutar de la relajación en plena naturaleza que ofrecen las orillas y lugares de descanso del parque. Quizá sea la cercanía al centro urbano o la tranquilidad que transmiten estos lugares lo que anima a los ciudadanos a pasearse por las zonas verdes o bañarse en las pozas durante esta época estival.
El Parque Fluvial de la Comarca se encuentra en las orillas de los ríos Arga, Ultzama y Elorz, es un corredor verde de 22 kilómetros que se extiende de noreste a suroeste, desde Sorauren e Irotz hasta Zizur Mayor. A su paso por Pamplona, el Arga suma a la extensión del parque 11 km más de recorrido a lo largo de dicho término municipal. A lo largo de sus 33 km se pueden encontrar cerca de 30 áreas recreativas donde bañarse o merendar, 21 puentes, diferentes presas y dos centros de Información y Educación Ambiental, la del Molino de San Andrés y la del Batán, en las inmediaciones de Villava.
Pasear al perro, andar en bici, bañarse en el río o disfrutar de una merienda al sol son algunas de las actividades que los visitantes del parque acostumbran a hacer. Sin embargo, también se realizan otras ocupaciones más inusuales como la que realizan Tristán Cárdenas y su grupo de amigos. Los ocho caminan por las orillas del Arga a su paso por Burlada, en busca de Pokémons. “Es el primer día que venimos a jugar a Pokémon Go por aquí, a ver si vemos alguno de agua aunque de momento no hemos encontrado muchos”, explica este chaval de 14 años.
En vez de hacer un viaje a la playa o a lugares que pillan a desmano, muchos pamploneses prefieren la cercanía del río para refrescarse en los días de calor. En Poza de Huarte, un grupo de amigos se prepara para zambullirse en el agua. “Llevamos viniendo tres días seguidos. Es un sitio tranquilo y está muy bien para pasar la mañana”, apunta Leire García que, junto a su amiga Isabel Santesteban, se dedican a enseñar a sus colegas madrileños algunos rincones de Pamplona.
A la hora del almuerzo, el gentío llena los merenderos y paradores situados a lo largo del recorrido fluvial. En el área de descanso de Zabaldika, un grupo de excursionistas dispone la mesa con comida; jamón, salchichón, ensalada, tomates... todo listo para el festín. Son de la asociación de discapacitados Loisirs Handicap que viajan desde Francia de vacaciones para conocer Pamplona en un día. “Venimos con la camioneta desde Bidarre y hemos parado aquí a almorzar, luego iremos a Pamplona”, explica la cuidadora Djessica Hollender. En las inmediaciones de los merenderos de Huarte, la familia de Franco Samudio descansa bajo una sombra. “Hemos venido en bici desde San Jorge, aprovechamos ahora que tenemos vacaciones y hace buen tiempo para estos paseos”, asegura Clara Samudio. El pequeño Iker no para quieto mientras su padre José y un amigo Francisco Benítez preparan mate, una infusión tradicional de su país, Paraguay, para coger fuerzas y continuar el camino.
En la zona fluvial de Villava, un grupo de niños del campamento urbano de Zubiri realizan actividades en el Centro de Información del Molino de San Andrés. Los pequeños aprenden el funcionamiento del molino harinero y el aprovechamiento hidráulico de la presa de Dorraburu. Además realizan otras actividades manuales como cocinar pizza casera, pompas de jabón y una gincana por el parque. Amaia Pascual, monitora de las actividades proporcionadas por la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, explica que “cada día nos vienen grupos de distintos campamentos urbanos y hacemos este tipo de pruebas. Aunque mis compañeros tienen otros grupos que realizan otras actividades diferentes”.
Asimismo, el Paseo del Arga es un lugar ideal para dar un paseo con la bici. Son muchos los que se animan a recorrer los diferentes tramos que forman los 11 km del camino. Javier Burgos y sus dos hijos, Eneko de 6 años y Adrián de 11, disfrutando mientras pedalean de las zonas verdes que ofrece. La familia proveniente de Bilbao está de vacaciones y su gusto por el ciclismo les lleva a hacer el camino. “Hemos salido de Sorauren y hasta donde lleguemos. La verdad que las zonas de esparcimiento que hay aquí me parecen muy bonitas”, asegura Javier.
En la pasarela del tramo de la Magdalena el tránsito de personas es constante. Unas jóvenes alemanas, Ina y Maxi, disfrutan de la calma que les concede las aguas del río. Están estudiando en Barcelona pero han decido tomarse unas vacaciones para ver el norte del país y aseguran que Pamplona les parece una ciudad “coqueta y bonita”.