tudela - El bache de afluencia que el año pasado obligó a suspender la comida popular de las Fiestas de la Juventud se solventó ayer con la masiva respuesta de los convocados a una cita de calentamiento para la desbocada noche que se venía encima. Más de 300 jóvenes acudieron a comer a la plaza de toros, convertida en el epicentro de un programa que había dado comienzo con ambientazo la noche anterior, con las peñas abiertas de par en par en una ruta bajo el lema Legends of Rock. Tudela se echó a la calle como si después de las patronales se hubiera quedado con ganas y acudió en masa a los bares y al concierto tributo a AC&DC programado en la plaza Yehuda Ha Levy.

Fueron esos los primeros escarceos de la jornada grande, la de ayer, que también tenía un trasfondo benéfico y solidario con la niña Alexia, a la que se destinarán los fondos recaudados en el coso. Si la plaza de toros no parece ser un lugar muy llamativo para la juventud tudelana cuando lo que se promete son festejos taurinos, la oferta de otras actividades, comida y música, resultó un éxito.

menores de 16 El encuentro del mediodía, al que se tuvo el detalle de invitar también a los miembros de Protección Civil que se mezclaron con la chavalería, atrajo a chicos y chicas de todas las edades. En las conversaciones salió el tema de la prohibición de entrada a la fiesta nocturna a menores de 16 años que no fueran acompañados de un tutor mayor de edad. “A nosotros no nos afecta porque tenemos 19 -comentaban en una cuadrilla apostada en una de las hileras de mesas- pero no me haría ninguna gracia tener que venir con mi padre o mi madre. Seguramente, la gente acabará haciendo botellón fuera”, aventuraron. Y algo así auguraban las filas de jóvenes que, como columnas de hormiguitas, acudían desde todos los puntos de la ciudad hacia la plaza de toros cargados con bolsas de bebida. “Tengan que venir mayores o no, siempre pasa lo mismo. En la comida de fiestas de Santa Ana, la gente también prefiere comprarse el alcohol por su cuenta y no en la barra”, recordaron unas chicas que rondaban la Chata de Griseras.

Sobre el cambio de ubicación de la fiesta, que el año pasado se trasladó al Paseo del Prado, los comensales se mostraron a favor de la plaza porque, entre otras opiniones, “estamos como más unidos y el ambiente no se dispersa tanto”.