elizondo - “Llevo a la Policía Foral en mi corazón, igual que a este pueblo que se ha metido dentro de mí y mi mayor ilusión sería poder quedarme a vivir aquí con mi esposa y mi hija, y llegar a ser un baztandarra más”, explica Txus, como él dice “con toda la sinceridad del mundo” porque esta tierra le parece “un paraíso y sus gentes todo bondad y simpatía”.

Jesús Calzada Negrín, “algo pariente lejano” de un ilustre canario, Juan Negrín López, que fue miembro del partido socialista y presidente del Gobierno de la II República entre 1937 y 1945 ya en el exilio, donde murió en París en 1956, a quien en Elizondo y los municipios cercanos le conocen por Txus ya para siempre, llegó a servir al Valle de Baztan de una forma inesperada y dolorosa, aunque la sobrelleva igual que su familia con todas sus fuerzas y esperanza. Su esposa, Ikuska Gómez Etxabe es de San Sebastián y sufre una afección de la que está siendo tratada en el Hospital Oncológico de la capital donostiarra.

Para poder estar a su lado, Txus solicitó el traslado “en comisión de servicios” desde Telde (Gran Canaria), donde era policía local y residía toda la familia. “Me propusieron ingresar en la Ertzainza y en otros cuerpos, pero no dudé un instante: me gustaría formar en Policía Foral de Navarra, me aceptaron y estoy aquí feliz de la vida”, asegura.

La de Txus era en su Canarias natal una familia de aquellas que decían de los viejos tiempos, casi el más joven, el decimocuarto de los quince hermanos hijos de Pilar y Bernardo, su padre un precedente para él, ya que fue subinspector de policía en la ciudad de Telde, donde ingresaría siguiendo la profesión paterna en 1987. Como policía, Txus decidió formarse y comenzó siendo miembro del Cuerpo de Operaciones Especiales, aprobó y lleva 30 años “con la gente del pueblo”. Además, es diplomado en Criminalística e Investigación Criminal, y también en Coordinación de los centros 112 de asistencia a accidentes y otras emergencias.

el flechazo A Ikuska, la que ahora es su esposa, la conoció casi por casualidad, al asistirla a consecuencia de un ligero accidente. A los días, Txus acudió a comprar algo a un establecimiento de Leroy Merlín, donde Ikuska trabajaba como dependienta y fue allí donde volvió a verla.

Lo suyo fue un flechazo como se suele decir, empezaron a relacionarse y se casaron. Fruto de su matrimonio tuvieron a su única hija, Ainhoa, y Txus confiesa que les quiere a las dos “con locura”. Por cierto que, cuando se le dice que en las proximidades de Baztan y apenas a dos kilómetros de la muga, en Iparralde, existe un pueblo que lleva el nombre de su hija asiente y explica que le faltó tiempo para llevarla a conocerlo

“Canario de nacimiento pero navarro de corazón”, a Txus le gustaría por encima de todo quedarse a vivir en el Valle de Baztan, donde afirma que se siente “plenamente integrado y feliz”. “Me decían que aquí la gente es muy cerrada de carácter y les cuesta abrirse a los demás, pero yo únicamente he encontrado simpatías , cariño y agradecimiento por todas partes”, manifiesta.

Por ejemplo, dentro de los servicios que ha tenido que prestar, menciona a Andrés, un vecino de Ziga que resultó corneado por una vaca que acababa de parir un ternero y es sabido lo celosos y hasta excesivamente protectores que se muestran en tales casos estos animales, o su amiga Paquita, de Etxalar, que en fechas recientes perdió a un hijo en plena juventud. “Para mí ya son amigos para toda la vida, aunque no hice más que cumplir con mi deber, les quiero como cosa mía y yo sé que me lo agradecen y continuamente me muestran su cariño”.

mejor a pie A Txus le gusta patrullar a pie mucho más que en coche, porque ofrece la posibilidad de saludar, conocer y hablar con la gente, y ayudarles si lo necesitan. Siente un gran respeto y cariño por la gente de cierta edad, y le gusta preguntarles si desean que les ayude a cruzar la calle “lo que creo que les sorprende pero que te agradecen con unas palabras o una sonrisa y ese es el mejor premio que uno puede recibir”.

Y otra cosa que considera conveniente, cuando llegan a un pueblo o municipio del ámbito de actuación de la Policía Foral de la delegación de Elizondo, es acudir al Ayuntamiento a saludar y darse de conocer al alcalde. “Pienso que nunca está de más y contribuye a darnos a conocer y a que sepan que, por descontado, estamos siempre a su servicio y aunque a algunos les llama la atención, creo que lo agradecen”, explica.

De Txus dicen los que le conocen que “nos ha tocado la lotería, por la humanidad que transmite”, comprometido un tiempo en Proyecto Hombre si algo le supera es el problema de las drogas, y sobre todo no soporta que la vendan a la puerta de los colegios: “Me duele terriblemente, porque muchos escolares son niños que aún desconocen lo que hacen y los peligros que la droga trae consigo”. Le gusta jugar a pelota, y hablar en euskera cuando entra a una tienda o a un bar y pedir “ebaki bat, mesedez” (un cortado, por favor) o saludar “egun on” y “eguerdion”, y si se lo piden está dispuesto “a lo que sea, a sembrar, a cortar hierba o ordeñar las vacas”, el caso es ayudar. Y sueña con poder quedarse en Baztan aunque sabe que eso ya no está en su mano.