la celebración durante el mes de marzo de unas jornadas sobre la Gobernanza y Soberanía Alimentaria y los circuitos cortos de comercialización han puesto sobre la mesa el reencuentro que está experimentando Tudela con el campo y cómo las nuevas generaciones apuestan por volver a las formas de cultivar más artesanales donde primaba el autoconsumo, alejándose de herbicidas y productos químicos y empleando la propia naturaleza para sacar adelante todo tipo de producto que dé la tierra, respetando las cuatro estaciones. Detrás de esta tendencia hay una convencida motivación ecológica que se adentra en por qué comprar verdura que llega a los centros comerciales desde cientos de kilómetros cuando se puede recurrir al pequeño comercio del agricultor local o incluso producirlo uno mismo.
En este sentido, se pudo conocer el trabajo que están llevando a cabo colectivos como Mascotas Verdes o Helianto, que centran su labor altruista en formar no sólo a niños y jóvenes, sino a cientos de adultos que ven en producir sus propios alimentos una forma activa de practicar la ecología e incidir en la sociedad de consumo.
La Red de Huertos Escolares, el Aula Huerto o los huertos sostenibles que proyecta el Ayuntamiento de Tudela son tres ejemplos de una realidad que dista mucho de ser una moda pasajera para quedarse como práctica habitual.
dos colectivos “El relevo generacional en el campo nos lo hemos cargado nosotros mismos durante las dos últimas generaciones. Hay que recuperar la autoestima en las familias que trabajan en el campo y dar a conocer su labor ya que lo que no conoces no amas”. Esta visión es la que trata de difundir Santiago Cordón, uno de los precursores del colectivo Mascotas Verdes. “Hace 10 años hablar de esto era ser un marciano, ahora parece que está de moda”, señala Cordón tras constatar que más de 400 niños pasan al año por su huerto y decenas de adultos reciben formación sobre cómo trabajar un huerto.
Todo comenzó hace 10 años, cuando este propietario del restaurante Trinquete vio cómo “estábamos usando un producto del que no estábamos convencidos. Nos formamos para elaborar nosotros nuestro producto porque es posible cultivar teniendo respeto a la tierra. Ésa es la clave, la tierra”. De esta manera Cordón cree que la cocina “comienza en la huerta” y que todo cocinero tendría que “conocerla y respetarla”. Bajo su máxima de que “somos lo que comemos”, ahora está enfrascado en seguir el ciclo “de basura a verdura”, cómo crear compost a través de la basura orgánica que acaba siendo clave en la producción de más verdura. Para Cordón una de las claves es “desestacionalizar la verdura y consumir la de temporada. Hay que coger la sabiduría de los hortelanos y adaptarla a la actualidad”. Su próxima iniciativa es tratar de que los alumnos universitarios aprendan a alimentarse, “es una edad crítica porque se deja la comida de las casas y durante unos años se deja de comer sano. Además se da la circunstancia de que hace 9 años formábamos a niños de 9 años que ahora están en edad de ir a la Universidad. Va a ser una experiencia”. En todo este tiempo, Mascotas Verdes ha realizando cursos de cultivo natural, permacultura, cocina tradicional y reparación de huerta en instituciones educativas como colegios y centros culturales.
El colectivo Helianto es otra pata de esta nueva Tudela. Como explicó uno de sus integrantes, Diego Blanco, busca propiciar, por medio de acciones y proyectos, “la recuperación, el estudio y el cuidado del medio ambiente y la consolidación de una cultura de sostenibilidad”, bajo el prisma de que “un conjunto de pequeñas acciones realizadas en muchos lugares puede tener unos grandes efectos globales. Piensa en global, actúa en local”. Así ponen en marcha y colaboran con acciones y proyectos que buscan cambios medioambientales, sociales y económicos con criterios de sostenibilidad. “Nuestro propósito en ningún caso es productivo sino educativo”. De esa forma abarcan un número inacabable de campos como la educación ambiental, la agroecología, la soberanía alimentaria, la puesta en valor del patrimonio agrario, creación de jardines sostenibles o la economía social y circular. Pero ante todo su ocupación principal es la divulgación entre los más pequeños con la puesta en marcha de huertos escolares como el de Arguedas que se inaugurará el 7 de abril en el colegio Sancho Ramírez. “Existe una triple alianza, aprender, actuar y avanzar”. En este sentido sus tres principales proyectos son los huertos escolares, Ilumina Ribera (con la que pretenden educar a los niños en el ahorro y el valor de la energía) y el Laboratorio Verde (dirigido al autoconsumo y a la pedagogía). Para la planificación, estudio y puesta en marcha de las acciones y proyectos, contamos con el apoyo de diversas asociaciones y colectivos así como con de un importante grupo de colaboradores con experiencia en campos tan variados como las nuevas tecnologías, el derecho, las energías renovables, la jardinería y agricultura ecológica, la permacultura o la sostenibilidad.
En la mesa redonda Alternativas que alimentan se mostró cómo muchos jóvenes tudelanos con carrera están descubriendo su pasión por el campo. “Hay muchos jóvenes a los que no nos gustan los dj’s, nos gusta el campo, lo ecológico y la mayor diversión es arrendar un huerto y cultivarlo”, explicaron varias jóvenes.
tudela En este contexto el Ayuntamiento de Tudela ha decidido poner en marcha 30 huertos sostenibles en una zona de la nueva urbanización del Queiles. Su ubicación ha generado cierta polémica ya que desde la oposición se ha sugerido que se emplee para ello terrenos de La Mejana que están abandonados, llegando a acuerdos con los propietarios.
En un principio se prevé que tenga un coste de entre 10 y 15 euros al año para quienes quieran gestionar alguno de los 20 huertos disponibles para los vecinos, ya que los 10 restantes se repartirán entre la Cruz Roja (4), Villa Javier (2) y Acción en Red (49. Si la iniciativa cuaja entre la población habría posibilidad hasta de doblar su cantidad (60). Cada uno de los huertos tendrá una superficie de unos 65 metros cuadrados. “Esos colectivos tendrán sus propios huertos para formar a gente usuaria de sus servicios, para que trabajen la tierra, puedan ejercer el autoconsumo y llevar los productos que saquen de la tierra al comedor o a sus familias”, explicó Risueño.