Arraitz acogió ayer el VIII Día de la Cuajada y el buen tiempo acompañó a todos los que quisieron acercarse al Valle de la Ultzama a degustar la gran variedad de cuajadas que ofrecían los distintos puestos.
“La cuajada surgió como alternativa de los pastores de la zona al uso de la leche de oveja, la cual no les gustaba por su gran cantidad de cuajo”, explicó Patxi Larrainzar, de Venta Miguel, quien realizó una demostración de la elaboración de una cuajada tradicional. Actualmente existen cuajadas de todo tipo y para todos los gustos. Maite Ilundain, de Goshua, aseguró que la cuajada no es solo un postre antiguo y tradicional, sino abierto a la innovación: “Nosotros acabamos de sacar una cuajada desnatada y un flan de cuajada”. Esta también señaló que la cuajada es un postre de gran calidad y propiedades nutritivas y el Día de la Cuajada es una oportunidad para dar eso a conocer y que el Valle lo sienta como propio. Luchi Mendiburu, vecina de Ventas de Arraiz, tenía claro lo que diferenciaba la cuajada de la zona: “Esta es una cuajada casera con la que se puede tener la certeza de que ha sido elaborada con verdadera leche de oveja de los rebaños que tenemos en el Valle”.
La multitud de gente se dividió en los distintos puestos probando sus muestras. Antonio Olagüe fue a pasar el día con su familia a Arraitz con la intención de hacer un tour por todos ellos: “Hemos probado la cuajada de Venta Ultzama y nos parece que es muy natural, de diez. La cuajada es un postre que no pasa ni pasará de moda”. Los canutillos de crema de Venta Ultzama fueron muy demandados, así como la cuajada de chocolate de Postres Ultzama. Estos últimos lucían una pegatina de números uno de la Ultzama. Antonio Ziganda, aseguró que en Postres Ultzama ofrecen a la gente lo mejor que tienen en el Valle: “En mi casa, siempre que venía alguien de fuera había que preparar una fuente de cuajada”. Este además reveló que el secreto para hacer una buena cuajada es la leche fresca de oveja, ya que esta se deteriora fácilmente y hay que utilizarla rápido. Aunque la cuajada sea su principal producto, estos también ofrecen alternativas para los menos aficionados al postre tradicional como cuatro variedades de helado exclusivas y un yogur de cuajada. A disposición de los visitantes también había barras de bebida y comida con puestos como el panadero de Ultzama, un cortador de jamón, y pinta caras para los más pequeños. Un mercadillo, una exposición de esquilo de ovejas y una exhibición de dantzas completaban el programa. No obstante, la actividad estrella del día fue la Cuajada Goshua Chef, organizado por la firma Goshua, un concurso en el que los niños, vestidos con bata y gorro como auténticos cocineros, sacaron su lado más creativo decorando y montando un plato de cuajada. Bajo la atenta mirada de un jurado y los ánimos de padres y familiares, los participantes debían elegir ingredientes como chocolatinas, mermelada o frutos secos y un recipiente donde presentar la cuajada. Peio Pérez, de once años, optó por las nueces para su plato, al contrario que Iñigo Berneta de la misma edad, que prefirió darle un toque de mermelada a su cuajada. La participante más pequeña, Miren Goikoetxea Macaya, de solo cinco años, montó su cuajada con galleta y frutos del bosque.
El buen ambiente, el magnífico tiempo y la frescura de las cuajadas del Valle pusieron el broche de oro a la octava edición del día de un postre tradicional a la vez que moderno.