pamplona - Una vida dedicada a la gastronomía que les ha dado experiencias “inolvidables” gracias al cariño y al amor que han puesto en ella. Felisa Goñi (de Venta de Ulzama), María Dolores Huerta (del Restaurante Beti Jai), Mari Carmen y Raquel Elizari (Restaurante Josetxo), Atxen Jiménez (del Restaurante Túbal), Resurrección Armendáriz (del Restaurante Rodero) y Juana Mari, Manoli y Julia Arza (del Restaurante Hartza) fueron las protagonistas ayer en el Casino Principal de Pamplona: Reyno Gourmet quiso homenajearles por sus años de dedicación y aportación a la gastronomía navarra. “Pensamos que era una de las mejores formas de celebrar nuestro décimo aniversario. En una época en la que la mujer no estaba valorada profesionalmente, ellas sacaron adelante sus negocios. Así han llegado a ser lo que son hoy. Además, lo hicieron siempre apostando por el producto tradicional”, aseguró Marta Borruel, responsable de Comunicación de Reyno Gourmet.

Orgullosas, las damas gastronómicas relataron cómo comenzó su carrera. “Teníamos 8 años y mi hermana y yo ya íbamos a ayudar a nuestro padres en el restaurante. Estudiábamos en las Dominicas. Íbamos al cole y de ahí a trabajar”, decía Mari Carmen Elizari. “Hasta que abrí el Túbal, trabajé en un bar desde muy joven. Siempre me gustó lo que hacía”, continuó Atxen. Por su parte, Felisa fue la tercera generación en la Venta de Ulzama, inaugurada por sus abuelos en 1896: “Era un negocio familiar. Creo que esto va en lo genes. Ahora son mis nietos quienes van a estar al frente. De hecho, mi nieto mayor, Aitor, ha estudiado cocina”. Resurrección, sin embargo, dio sus primeros pasos lejos de aquí: “Me fui a uno de los mejores restaurantes de Barcelona a trabajar como camarera. Ahí aprendí lo que era la disciplina. Volví para casarme con Jesús y porque a él le habían llamado del Maisonnave. No fue hasta después de un tiempo que decidimos seguir nuestro propio camino y abrir el Rodero”, explicó.

Para ellas, sus recorridos no han sido fáciles. De hecho, aseguran que quien quiere hacer las cosas bien “de verdad”, lo tiene complicado. Pero si en algo están de acuerdo es en que han sido las “más felices del mundo” y que si tuviesen que volver a elegir, escogerían la misma vida. “Hemos tenido momentos duros, y sobre todo, hemos dedicado mucho tiempo. Al final, lo malo es compensado con el afecto de los clientes”, expresó Felisa. “Uno de los mayores regalos para nosotras es que nuestros hijos, a quienes les hemos transmitido el cariño que nuestros padres nos enseñaron a poner en el trabajo, sigan nuestro legado”, completó Atxen.

Pioneras. Cuando estas mujeres se lanzaron al mundo empresarial, eran los hombres quienes lo dominaban. “En el mundo de la cocina sí había mujeres. Eran ellas las que entraban en los fogones. Lo raro era que llevasen la voz cantante en la gestión de los restaurantes”, aseveraron. “En nuestro sector, la mujer ha trabajado y ha tirado mucho para salir adelante”, sentenció Mari Carmen, que al mismo tiempo afirmó que “la unión hace la fuerza” y que nada hubiese sido posible sin el apoyo de los suyos.

La clave para abrirse un hueco y triunfar ha sido el trabajo y la formación constante. “El trabajo diario es fundamental, así es como se aprende. Pero también hay que evolucionar, no puedes quedarte estancado”, esclarecieron las hermanas Arza. Ellas, por ejemplo, aprovechaban cada día libre o cada viaje para probar “cosas nuevas”: “Aunque la base no cambie, la renovación debe ser continua”.

el acto Las mujeres fueron arropadas durante el acto por sus familias y amigos. El alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, y la consejera de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local, Isabel Elizalde, también estuvieron presentes. Emocionadas, recogieron sus galardones de la mano de Juanma Intxaurrandieta, gerente de INTIA, David Palacios, presidente de la DO Vino de Navarra, los cocineros Álex Múgica y Pilar Idoate, y Patxi Zalba, presidente de la DO Roncal.