En 1980 la plaza de Merindades era una de esas rótulas urbanísticas que articulaban el tráfico rodado en el Segundo Ensanche pamplonés. Se situaba en el cruce de dos grandes arterias, como son la avenida de Carlos III, que Serapio Esparza concibiera como Gran Vía de su proyecto de ensanche, y la avenida de Baja Navarra (antigua avenida de Franco), que era una suerte de Diagonal, inspirada en la calle que en Barcelona ostenta dicho nombre. La fotografía muestra la plaza en un día de labor, y vemos que el antiguo garaje de Renault Unsain está a pleno funcionamiento, con al menos dos vehículos, un R-12 y un R-5 en su interior, a la espera de ser atendidos o reparados. Hacia la derecha vislumbramos la avenida de Carlos III, aún abierta al tráfico rodado, y hacia la izquierda adivinamos la avenida de Baja Navarra, con la torre de la iglesia de San Francisco Javier al fondo.

Hoy en día el paisaje de 1980 se presenta claramente reconocible, a pesar de los evidentes cambios experimentados. Peatonalizado Carlos III y desaparecido el garaje de Unsain, el edificio que lo albergaba, la propia rotonda y la torre de San Francisco que vemos en el extremo izquierdo certifican la exacta correspondencia de ambas fotografías. En otro orden de cosas, diremos que las merindades eran las unidades administrativas en las que se dividía el reino independiente de Navarra. Surgieron tras la conquista castellana de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava en 1200, y en principio figuraron las de Pamplona, Tudela, Baja Navarra, Estella y Sangüesa, creadas por Teobaldo II, a las que en 1407 se unió la de Olite. Todas ellas forman hoy parte irrenunciable de Navarra, incluida esa Baja Navarra del otro lado de los Pirineos, de la que el navarrismo se olvida con demasiada frecuencia.