pamplona - La vorágine Sanferminera acostumbra a dejar en Pamplona, casi siempre, estampas poco habituales el resto del año pero tan antiguas y ligadas a la ciudad como la propia fiesta. Una de las más comunes es sin duda la de los almuerzos y comidas en plena calle, dispuestas mesas y sillas en la acera, pobladas de cuadrillas que disfrutan de todo tipo de manjares y de conversación hasta bien entrada la tarde.
Pero aunque se trata de algo intrínseco a cualquiera de los nueve días de celebración, en la que con las modernidades actuales la fiesta comparte también espacio indiscriminadamente con diferentes puestos de venta de comida ambulante que impregnan las calles de humos y olores, este año hay quienes no han podido disfrutar de ello. Al menos no de lo tradicional, de lo típico, de lo que se ha venido haciendo siempre para sacar la fiesta a la calle.
Varios vecinos de un pueblo de la comarca de Pamplona fueron multados los pasados Sanfermines por hacer una paella en la calle, concretamente en el barrio de Iturrama, iniciativa que llevan repitiendo más de cinco años como una comida autogestionada a la que invitaban también a unirse a todo el que quisiera, dada además su unión con el barrio, y con la que nunca habían tenido “ningún problema”.
Según ha denunciado a este periódico uno de los afectados, Iñaki Martín, “algún vecino debió quejarse, vinieron tres policías municipales y nos dijeron que teníamos que pedir permiso... Pero creo que no era ni el momento ni el lugar: en Sanfermines todo el mundo come en la calle sin tener que pedirlo, algunas de las zonas de fiesta están llenas de mesas y nadie les dice nada. Porque, además, de eso se trata: forma parte de los Sanfermines y es algo sano. En La Meca la gente incluso duerme o se lava, cosa que me parece más grave, y además están los puestos de comida ambulante, algunos con una calidad de lo que se cocina y se vende bastante cuestionable... Y a ellos no se les ponen multas”, lamenta.
Sin residuos Se encontraban 22 personas en la plaza Félix Huarte, poniendo a punto el arroz de todos los años, “con una bombona de butano y unas planchas, ni siquiera hicimos fuego, y sin plásticos para no dejar residuos. Siempre lo hacemos así y es la primera vez que nos ponen pegas”, relata el vecino, que asume que la Policía Municipal “tiene que hacer su trabajo”, y relata lo sucedido con “sorpresa”.
Critica que con sucesos como ese “se pierde la espontaneidad, que la fiesta salga a la calle. No entendemos esta discriminación. Lo de la multa es anecdótico, fueron 30 euros con pronto pago, pero no es educativo: ni siquiera nos dieron un aviso. ¿Me tengo que saber la ordenanza? Si se puede comer en la calle en San Fermín, ¿por qué unos sí y otros no? Es absurdo”, lamenta.
El año que viene, señala, “pediremos permiso, aunque nos parece un poco feo. En fiestas de Iturrama los vecinos también hacen paellas, no entendemos el criterio para poner una sanción, menos cuando se trata de una actividad totalmente sana con la que no hacemos daño a nadie. Cuando terminamos recogemos hasta lo que no es nuestro”.