estella - Aunque no le gustaba demasiado estudiar solfeo, el estellés Crisanto Usúa Alemparte estaba destinado ya desde que nació a dedicarse a la música. Su padre -con quien compartía nombre- tocaba el violín, y sus cuatro hermanos (Juanito, Luis, Félix y Jesús) también hacían sus pinitos con algún instrumento. Tras probar con la flauta travesera, se decantó con “12 ó 13 años” por el saxofón, y desde entonces no se ha despegado de él, aunque también en ocasiones le dio por el clarinete. Incluso ahora sigue haciendo sonar su saxo alto todos los lunes, y eso que hoy, 26 de octubre, celebra su cumpleaños número cien.
Aunque Usúa también dedicó unos años a ejercer otros oficios (como el de sastre o sobre todo el de camarero, formando parte del nacimiento de bares emblemáticos de la ciudad como Bar Pigor o el Pub George), su profesión ha sido siempre la música, en ocasiones compatibilizándola con otra tarea. “Mi hermano Luis me daba lecciones de música con 8 ó 9 años; no le hacía mucho caso y, aunque no lo hacía bien, me pasaba a la siguiente. Recuerdo que primero me compraron una flauta travesera, que no me gustaba tampoco, pero cuando ya me compraron el saxofón, que me gustaba mucho más, fui aprendiendo poco a poco, poco a poco, y ya empecé de lleno con la música”, explica.
Con solo trece años empezó a actuar con sus hermanos en pueblos de los alrededores de Estella, “como Morentin, Aberin...”, detalla, y sin haber llegado aún a la mayoría de edad llegó la Guerra. Durante la mili, que realizó en Vitoria, formó parte de la Banda Militar y de la Banda de Cornetas, donde enseñó varias marchas que había aprendido de la mano de Joaquín Montero. “Alguna vez, aprovechando el tren, que estaba a mano y era barato, me escapaba a Estella y un amigo mío, Joaquín Zugasti, se hacía pasar por mí cuando pasaban lista. Solíamos decir: Algún día nos van a coger...”, rememora con una sonrisa. “También dimos buenos conciertos por allí, en el Nuevo Teatro de Vitoria”.
orquesta alaska En el año 1940, de la mano entre otros de Crisanto, nació en Estella la afamada Orquesta Alaska. En aquel proyecto inicial participaron también su hermano Luis (tenor), Paulino Piérola (piano y bombardino), Severino Tobes (trombón de varas) y Felipe Marcos Mundín (trompeta). “El nombre se lo puse porque me gustaba y porque me parecía que llamaba la atención para hacer propaganda. Estuvimos lo menos 40 años recorriendo toda Navarra, Álava, Zaragoza, La Rioja... Nos hicimos muy populares. En Navarra estaba la Orquesta Moreno de Pamplona, que eran los mejores, y luego nosotros; aunque, claro, en esos 40 años fueron pasando muchos más músicos”.
Empezaron tocando los domingos en la sala Oasis y, tras contratarles “para ir a fiestas de Artajona”, ya no dejaron de recorrer decenas de localidades durante años. También amenizaron mucho tiempo las bodas en el restaurante La Cepa, en la plaza de los Fueros. “Tocábamos en todas las que había y, a veces, primero servía como camarero y luego tocaba. Era un restaurante muy famoso y había que reservar con muchísimo tiempo; recuerdo un septiembre en el que, de los 30 días del mes, hubo boda 29, todos menos precisamente el día de San Miguel, y tocamos en todas, claro”.
También en La Cepa celebró Usúa el banquete cuando se casó con su mujer, ya fallecida, Mª Rosario García. Fue el 19 de agosto de 1945, “un domingo”, y fruto de aquel matrimonio tuvieron tres hijos (Soco, Reyes y Roberto), siete nietos y, de momento, cuatro bisnietos.
y ahora, una afición La Orquesta Alaska también fue habitual en las conocidas como Galas Estellesas, en las que se recaudaban fondos para el CD Izarra y la Casa de la Misericordia. Pero de lo que nunca se olvidará este centenario será de cuando terminó acompañando al cantante cubano de boleros Antonio Machín en Estella por pura casualidad. Lo hizo junto a Fernando Ott y a Ramón Navarro. “Se ve que los músicos que había contratados, aunque tocaban muy bien, no se adaptaban a su estilo. Y estando nosotros tocando ese día en una boda, vinieron a buscarnos. Ensayamos cuatro o cinco piezas con él y dijo que era suficiente, que adelante. Y en la pizarra, como no sabían bien que poner, nos anunciaron como Los tres del momento, y las dos o tres veces más que volvió a Estella pidió tocar con nosotros”, detalla.
Usúa también formó parte de las charangas de varias peñas a lo largo de los años, como Izar Jai o San Andrés, y muchos veranos tocó también en las fiestas de Miraflores de la Sierra (Madrid) junto a otros músicos navarros.
Con casi 80 primaveras, en 1995, se sumó a la Banda de Añorbe con otros músicos de Estella para echar una mano y formó parte también de la charanga Galtzarra de Cirauqui, que le rindió un homenaje en 2010. Ahí no cortó su relación con el saxofón, ya que en la última década ha seguido matando el gusanillo, cada lunes, con la George Jazz Band, con la que ensaya en la sociedad Los Llanos de Estella. “Somos todos músicos veteranos. Recordamos anécdotas, tocamos un rato y allí cenamos. Tenemos un repertorio de unas 400 piezas y de vez en cuando metemos alguna nueva”, dice.
Crisanto no se decanta por un estilo musical concreto. “La música me gusta toda, cada cosa en su momento; la llevo dentro y, si me la quitan, me muero. Vivo por la música, es lo que más me gusta y aún sigo teniendo esa ilusión por tocar”, afirma rotundo.