ezcároz/ezkaroze - El viernes es el día en que Xabier Díaz Esarte, estudioso de la historia y etnografía salacenca, ha elegido para presentar el que hasta ahora es su último trabajo : Carreteras en el Valle de Salazar. Crónica de un tiempo (1865-1987), una historia de sus caminos y de sus gentes, que abarca desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando el valle aspiraba a salir de su aislamiento, hasta el último tercio del siglo XX.
Por entonces, Navarra había comenzado a renovar sus principales vías de comunicación, relata, y la Junta General del Valle de Salazar se sumó a la aventura. “Había que conseguir una carretera que responder a las necesidades económicas, sociales y administrativas del momento. Más allá del objetivo, se logró la vertebración del valle con una tupida red de carreteras”, explica. De esta historia y otras paralelas se hace eco la obra de Xabier Díaz Esarte (Ezcároz 1951), que a lo largo de 221 páginas recorre la vía general que va de Navascués a Izalzu (ramales a Izal, Igal y Jaurrieta), las dos que comunican al valle con Roncal (Igal-Vidángoz e Izalzu-Uztárroz), la de Ochagavía-Cuatro bordas-Irati y la “internacional”, destaca, de Larrañe. Contiene, además, información de la de Muskilda y Remendía, junto a las pistas forestales de Irati.
“Me propongo divulgar un aspecto desconocido de la reciente historia local. El estudio de las carreteras no es un tema habitual de investigadores”, declara el autor.
CRÓNICA DE UN TIEMPO La idea surgió a raíz del encargo de un artículo de la revista del valle Mendixut, de la que es colaborador habitual. “Me lié”, bromea, se metió de lleno en harina y tres años después el resultado es una combinación de datos técnicos y crónicas humanas que el escritor ha tratado de hacer amenas, de lectura fácil y entretenida. “He insertado muchas imágenes y me he detenido en las peripecias, dificultades administrativas, conflictos entre pueblos y Junta; la historia de la Salacenca, el ferrocarril Irati, los planes que se hicieron para Abodi y la historia de los esclavos del Franquismo que construyeron la carretera de Igal a Vidángoz”, resume.
Diaz Esarte se ha sumergido en todos los archivos de los pueblos del valle y por supuesto, en el de la Junta y en el General de Navarra. Ha consultado libros que de manera transversal le han aportado información complementaria y ha entrevistado a personas vinculadas a su investigación. “Se pretende que sea una crónica lineal contada por boca de sus protagonistas y casi con sus mismas palabras”, subraya. El escritor publica su octava obra impulsado por el afán que siempre siente de divulgar la información que va encontrando. “En este caso, ha sido mucha y he creído que incluirla ayudaba a comprender mejor la coyuntura global en la que se construyó cada carretera”.
En la historia del Valle de Salazar se ha escrito otro capítulo, el de unas obras trascendentales que en el espacio de cien años le condujeron hacia la modernidad del siglo XX.