En 1902 - Los pilares de la sencilla y monótona vida social de Pamplona se sacudían por un hecho de gran trascendencia: el nuevo rey Alfonso XIII llegaba de visita a la ciudad. Había sido coronado el 17 de mayo, nada más cumplir los 16 años, y en agosto giraba una visita por las siempre revoltosas ciudades del norte, para recabar el fervor popular con la imagen de un nuevo y joven rey.

La foto muestra la embocadura de la calle Chapitela desde la plaza del Castillo. En el lugar se ha erigido un arco triunfal, y ante él posa un niño bien, vestido de marinero. Inmediatamente detrás, donde estuvo la paragüería de Archanco, vemos a dos hombres conversando, uno de ellos vestido con chaleco, y dos hombres de traje oscuro que acaban de cruzarse. Apoyado en el arco un mocete, vestido con blusa proletaria y txapela, mira al fotógrafo a prudente distancia. Y es que, en aquella época, las bofetadas llovían por cualquier motivo...

Hoy en día - La misma zona fotografiada en 1902 permanece perfectamente reconocible, con la evidente diferencia de la falta del arco triunfal. Estos mamotretos, construidos generalmente en madera pintada, solían levantarse para celebrar grandes acontecimientos. En el caso de Pamplona, hemos visto arquitecturas efímeras de este tipo dedicadas a reyes y reinas, así como a uno de sus más ilustres hijos, el violinista Pablo Sarasate.

En cuanto a la visita del joven rey en 1902, sabemos que se alojó en el hotel La Perla, que vemos parcialmente a la derecha de la foto, pero no trajo durante su vida muchas más alegrías a esta tierra. Embarcó al país en una guerra en África, que la gente ni entendía ni compartía, y que sumió al país en la miseria. Aceptó sin pestañear la dictadura de Primo de Rivera, y en 1931 el pueblo ciudadano lo mandó al rincón de pensar, tras unas elecciones que trajeron consigo el advenimiento de la República.