En 1900 la Plaza del Castillo no solo era el cuarto de estar de la ciudad, sino que era además el único lugar que albergaba locales, hoteles y cafés fundamentalmente, que tuvieran cierto aire urbano y cosmopolita. El ángulo SE de la plaza, concretamente, estaba ocupado por dos castizos hoteles, el hotel del Norte, cuyo cartel adivinamos hacia la izquierda, y el famoso hotel Quintana. Este establecimiento había sido fundado por Ignacio Quintana Barreneche, y tras su muerte estuvo regentado por su hijo Juanito Quintana Urra (1891-1974), personaje célebre, gran entendido taurino y apoderado de toreros.
La fotografía muestra a dos diligencias paradas ante los hoteles, lugar donde previsiblemente han desembarcado a sus ocupantes. Tres niños posan abiertamente ante el fotógrafo, mientras que varios operarios se afanan en sus tareas y un grupito de personas charla hacia la izquierda.
Hoy en día el lugar permanece perfectamente reconocible, aunque en realidad las cosas han cambiado... y mucho además. El hotel Quintana alcanzó cierto renombre antes de la Guerra Civil, porque en este lugar era donde realmente se hospedaba Ernest Hemingway en sus visitas sanfermineras a Pamplona. De hecho su dueño, Juanito Quintana, se convirtió probablemente en el mejor amigo pamplonés del escritor. Con el advenimiento del golpe de 1936 Juanito tuvo que exiliarse, y su hotel fue clausurado y confiscado. Quintana volvería años más tarde del exilio, e ingresaría muy enfermo ya en la Casa de Misericordia, donde murió en 1974.
En cuanto al edificio, es un curioso ejemplo de arquitectura modernista, y en su recientísima rehabilitación han aparecido los restos de un torreón medieval, perteneciente al más antiguo de los castillos de esta plaza, ni más ni menos que el que le dio su nombre.