Lumbier - Como un final de curso, el Jueves de Poesía de mayo en Lumbier sonó a despedidas, a balance de fin de etapa en una velada que contó como invitada con la poeta Isabel Blanco Ollero, a la que siguieron los habituales colaboradores de los encuentros poéticos.

Y fue como otros jueves, desde hace cuatro años, en el bar Saira, convertido noche a noche en “una plaza de trovadores”, tal como definió la poeta y coordinadora, Blanca Eslava, desde el txoko del fogón, ahora apagado.

El local ofrecido generosomente ha albergado poemas, canciones y otras expresiones artísticas de autores de la capital y de la comarca durante cuatro ediciones, desde octubre a mayo, que arrojan desde aquel 2015 del estreno de la mano de Blanca Eslava, un total de 32 recitales.

Venía de otro formato, también cargado de pasión por las letras, “Con la Luna por Sombrero” y paulatinamente logró estructurar “un modelo de recital con interés armonía y belleza”, del gusto del público, fiel en su mayor parte al encuentro literario. “La ilusión de llegar a la emoción de cuantos habéis venido a escuchar ha sido el principal motor de nuestro esfuerzo”, expresó Blanca Eslava, agradecida tambien a sus colaboradores, antes de dar paso a la poeta invitada. Isabel Blanco Ollero llegó llena de ilusión y vida con su último poemario, Brigid o el fuego de la transformación, y su voz envolvente cautivó.

Tras la poeta de extensa obra, la joven escritora que empieza, Lucía Gorría Juárez, relató su bra El sendero de una vida. El guión fue dando paso a nuevas voces y sonidos: pequeño homenaje a Ida Vitale, premio Cervantes 2018 (Marian Uriz y Verónica Balda al clarinete); reflexiones en torno al Alzheimer y poema de Luis García Montero (Carlos Zozaya). Pilar Alcolea desgranó sus últimos versos y la propia Blanca Eslava recitó de su naturaleza inspiradora con acordes de Alberto Iriarte, poeta de la guitarra.

Cerró la velada la nueva y joven música con letras en euskera de Ibai Osinaga. - M.Z.E.