En 1935 la economía de Pamplona se basaba en un vigoroso comercio local, en el que los sectores más importantes eran los de la alimentación, tejidos y menaje. Las zonas más dinámicas se encontraban en calles como Estafeta, Mayor, Zapatería, Chapitela o Mercaderes, mientras que las que ocupaban las zonas periféricas como Descalzos, Jarauta o Merced estaban peor asistidas. El de Robustiano Asurmendi era uno de aquellos comercios tradicionales de la ciudad. Parece que originariamente se ubicó en la calle Mercaderes, aunque posteriormente se trasladó a la calle Eslava nº 3. Un diario pamplonés de la época, “La Avalancha” informa en su número del 8 de agosto de 1919 de dicho traslado. Y de paso dice que el dueño del comercio, Robustiano Asurmendi, era por aquel entonces tesorero de la “Biblioteca Católico-Propagandística”, y que en su establecimiento podían también adquirirse los ejemplares de dicho diario.

Hoy en día la disposición de la calle y del propio inmueble permite asegurar, sin dudas, que estamos situados en el punto exacto donde se colocó el fotógrafo de 1935 para obtener su imagen. El local está hoy ocupado por un moderno y muy recomendable establecimiento, dedicado a comercializar todo tipo de productos relacionados con la miel de abeja. Tan solo debemos lamentar la pérdida del antiguo escaparate de galería en madera, con su preciosista labor de marquetería. En otro orden de cosas, este artículo de hoy pretende reivindicar el pequeño comercio tradicional. Porque hace ciudad y porque promociona la economía local y los productos de la tierra. Esperemos que Pamplona-Iruñea cuente muy pronto con una ordenanza específica que proteja este tipo de establecimientos, y muy especialmente los comercios centenarios, porque con cada uno de ellos que muere perdemos un poquito de nuestra propia historia.