En 1940 la actualidad estaba absolutamente marcada por la Segunda Guerra Mundial, que entraba en la gloria de su segundo año, y es muy posible que alguno de los cinco hombres que bajan por las escaleras, todos ellos trajeados, estuviera comentando sucesos como el penoso repliegue aliado de Dunkerque, que por aquellos días se estaba produciendo.

La fotografía, obtenida por dos referentes de la fotografía pamplonesa, Zubieta y Retegui, muestra cómo era este lugar a principios de los años 40. El paso era bastante más angosto que ahora, por la presencia del inmueble de la izquierda, que hacia Santo Domingo albergaba unos baños públicos. A la derecha vemos un establecimiento con escaparate de madera, y detrás la iglesia de San Cernin, con los arcos ojivales de su pórtico gótico y el arranque de una de sus torres, construida para vigilar y acechar desde lo alto a sus enemigos de la Navarrería.

Hoy en día el paisaje urbano de 1940 ha cambiado sobre todo por el derribo del inmueble de la izquierda, que permitió ampliar notablemente la anchura de las escalericas. En cuanto a la casa de la derecha, que hoy alberga una farmacia, fue profunda y acertadamente reformada hace algunos años, decorándose además con un mural representando a Diana Cazadora, diosa clásica que, según la tradición, tuvo aquí su templo en tiempos de la romana Pompaelo.

Lo que sí está claro es que las escalericas sirven para salvar el desnivel existente entre la calle de San Saturnino y la de Santo Domingo, que fue en la Edad Media un profundo, lóbrego y húmedo foso. En lo alto se encontraba entonces el Portal del Burgo, al que el pueblo llano llamaba Portalapea, que existía ya cuando la guerra de la Navarrería, en 1276, y del que aún quedaban algunas trazas en 1847. Hoy, desgraciadamente, de él no queda rastro alguno.