pamplona - No hay una solución final pero sí un conjunto de medidas para aniquilar especies invasoras exóticas como la oruga asiática que nos rodea. La plaga se ha hecho más visible que nunca en este final de verano y tras arrasar los bojerales del sotobosque de montaña el devastador lepidóptero ha bajado a la ciudad. Pamplona y la comarca amanecen a diario con centenares de mariposas de alas blancas y matices morados cerca de las zonas ajardinadas y parques. Se llama Cydalima Perspectalis y se estima que entró en Navarra hace tres o cuatro años. Como la cameraria minó en su momento los Castaños de Indias, estas orugas acaban secando los arbustos y comiendo sus hojas más tiernas. De hecho el Ayuntamiento de Pamplona ha empezado a tomar medidas para mitigar los efectos de una especie no peligrosa para el ser humano pero que succiona la savia del boj hasta dejarlo totalmente disecado. Por un lado, los técnicos de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Pamplona han instalado trampas (se distinguen por el color amarillo) colgadas de los árboles en zonas donde crece el boj, cajas provistas de feromonas femeninas donde caen los machos adultos y al darles el sol y carecer de condiciones terminan por morir. Los cartuchos se renuevan cada 90 días y este año llevan tres ciclos de retirada. La segunda medida va dirigida a atacar a la oruga antes de que sea mariposa en la época de primavera colocando cajas nido de aves insectívoras de carboneros y herrerillos (tipo gorriones) que se preparan en el proyecto Aterpeak. Pueden completar 2 o 3 ciclos biológicos (en sus fases de huevo, oruga, crisálida y mariposa), con lo que el boj resulta letalmente sitiado y defoliado. Los huevos son depositados por la mariposa en las hojas del boj, y a los pocos días la oruga empieza a devorarlas.

También se ha colocado junto a los jardines líquidos preparados a base de plantas que no gustan a las orugas y las aleja de los arbustos.

Marina Jiménez, técnica del Servicio de Ecología Urbana del Ayuntamiento de Pamplona, asegura que no se utilizan insecticidas en espacios públicos si bien la demanda de estos productos ha crecido exponencialmente en las tiendas de jardinería para setos privados.

Según Jiménez, el mayor problema para erradicar esta plaga es su alta capacidad de reproducción al poner miles y miles de huevos. Por contra, el boj es una especie muy fuerte que llega a rebrotar cuando parece que está muerto. “Lo hemos comprobado en el patio del edificio de San Pedro, se cortó el seto y volvió a brotar pero cuando atacas a una especie enferma una y otra vez se debilita”, señala. En cualquier caso cuando el boj se queda sin hojas, la oruga se come la corteza de los tallos y las ramas hasta que muere. Las zonas más castigadas en Iruña por efecto de la llamada polilla del boj son la Taconera, Lezkairu y el entorno al Museo de Navarra pero en general “todos los parques y jardines donde crece este tipo de arbusto”, asegura Jiménez, quien subraya que su presencia no entraña peligro alguno para la salud humana. “Tampoco la avispa es peligrosa salvo para las alergias. Se da la casualidad, además, de que la avispa asiática es el mejor depredador de oruga asiática pero lógicamente no se utiliza”.

Las larvas hibernan durante el frío y en primavera empiezan a comer. A lo largo del invierno el boj es capaz de recuperarse. Cuando han terminado de alimentarse, las orugas se descuelgan de los bojes mediante un hilo de seda pegajoso creando una especie de telaraña. Son además insectos nocturnos y se pueden ver en grandes cantidades cerca de farolas o focos, e incluso obligan a vecinos de la Comarca a cerrar sus ventanas. Los investigadores indican que cuando irrumpe una especie invasora, en la fase inicial, su crecimiento es exponencial, pero luego se estabiliza gracias a la aparición de depredadores y a la reducción de alimento. De momento, esta polilla procedente de China, Corea y Japón, según Yeray Monasterio, presidente de Zerynthia (Asociación Española para la Protección de las Mariposas y su Medio), “está sometiendo al boj silvestre a una presión tremenda, su crecimiento es exponencial. En Ilundáin tenemos una trampa para el recuento de ejemplares desde hace cuatro años, las últimas mediciones son de más de 6.000 al día. Es una especie que no desaparece con el invierno, las polillas hembras mueren tras poner las larvas, pero estas sobreviven al invierno para convertirse en mariposas en primavera”. Itziar Almarcegui, bióloga y asesora de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Villava/Atarrabia, señala que no tienen constancia de que exista un método de control específico para las orugas del boj, los que nos ofrecen algunas empresas afectan también a otras especies no perjudiciales y solo pueden ser aplicables para jardinería y en zonas muy controladas, no son aplicables en el entorno natural”. Y añade que debería verse “qué efecto está teniendo la Cydalima en los bojedales de Navarra, pues algunos están catalogados como de interés comunitario por la UE”.