El reto es ambicioso. La Gran Bellotada Ibérica pretende sembrar 25 millones de estas semillas por todo el Estado para afrontar la crisis climática y frenar la desertificación. Una acción voluntaria, colectiva y masiva con ramificación en Navarra a través de la asociación Basoberri, que hasta el momento ha sumado a la causa 2.200 bellotas en Olóriz, 600 en la Cendea de Galar y 660 más en Noáin/Valle de Elorz. Corella también se ha incorporado a la iniciativa, y el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Peralta figura igualmente entre los organismos que apoyan el proyecto, impulsado por la Red Ibérica de Guardianes del Bosque y Reforest Acción. Se puso en marcha el 1 de octubre, finaliza el 1 de marzo y está cerca de alcanzar los dos millones de bellotas. Es tiempo de recolectar y sembrar.

“Las bellotas pertenecen al mismo grupo de árboles, del género Quercus. Son los más representativos del Estado y los que más superficie abarcan en sus diferentes especies, desde los robles de zona más húmeda, los de zona media y las encinas y las coscojas en la zona sur. Abarca toda la geografía, es fácil de recolectar y muy agradecida de germinar”, explica Mikel Baztán, técnico forestal y de medio ambiente y miembro de Basoberri, sobre las bondades de estas semillas en particular. Y señala un beneficio añadido de la bellota: “Una vez que pones un foco de robles o de encinas, a partir de ahí ya por sí misma va generando nuevos bosques. Inicias un movimiento que no tiene fin”.

Aunque sus bellotas no computan en la recopilación estadística de la Gran Bellotada Ibérica, ese movimiento sin fin tiene en el mundo animal su motor fundamental. Su voluntario más eficaz, “por ejemplo con los arrendajos, los jardineros del bosque. Nosotros queremos imitarles y hacer lo mismo, distribuir ese regalo que son las bellotas, que a su vez sostienen una comunidad animal importante que se alimenta de ellas. Y por eso nosotros nos metemos en esa rueda natural, para ser uno más”.

los comienzos Hace tres años, antes de incorporarse a esta iniciativa de la Gran Bellotada Ibérica, el Ayuntamiento de Pamplona organizó una siembra en el monte Ezkaba. “Hubo tanta gene que a varios de los que estábamos allí se nos ocurrió hacer un planteamiento de grupo que se dedicara a recolectar semillas o a producir plantas y llevarlas a la naturaleza otra vez, como forma personal, familiar y colectiva de poner nuestro granito de arena en mejorar las cosas, en este caso en el ámbito de lo forestal y de la biodiversidad, y con el cambio climático de por medio”, recuerda.

En torno a 100 personas acudieron a la primera cita, y posteriormente crearon un grupo de WhatsApp y se fue sumando más gente. “Llevamos dos años recogiendo bellotas en otoño-invierno y sembrándolas colectivamente en primavera, sobre todo en el monte Ezkaba”, dice por su parte Juan del Barrio, también de Basoberri, que apunta a la importancia de estas acciones. “Las instituciones llegan hasta donde llegan. Pero el voluntariado, con criterios adecuados, porque se puede meter la pata y plantar y sembrar donde no procede y especies que no proceden, tiene mucho que hacer. Este tipo de iniciativas que deben ir a más y deberían surgir colectivos en otras localidades; Tafalla, Estella, Peralta, Tudela, Falces... Este es el momento. Ahora y hasta la primavera tenemos tiempo tanto para recolectar como para sembrar. Y espacios abiertos para sembrar y para plantar hay a montones”.

Juan lleva 40 años sembrando por su cuenta y “he metido la pata muchísimo. He plantado cantidad de árboles en sitio inadecuado. Igual ha venido el jardinero municipal y me los ha quitado, o el ganado... Y he ido aprendiendo sobre la marcha, y no es la mejor manera”, expresa. Por eso, Mikel Baztán apuesta por “analizar el lugar previamente, no sea que haya orquídeas o algún elemento que merezca la pena conservar, pero en sitios que ya sufren un proceso de erosión, allí es urgente reforestar”, explica. “Sería bueno que personas o grupos de cada localidad se interesasen por esto y pidieran al Ayuntamiento sitios para reforestar. Y que en paralelo los ayuntamientos fueran pensando ya en qué zonas se pueden reforestar. De esa conexión de gente interesada y Ayuntamiento como facilitador pueden salir muchas actividades. Porque esto es el comienzo y tiene que ir a más. El principal sumidero de CO2 que cada persona podemos potenciar ahora, es plantar árboles. Y cuantos más, mejor”, asegura.

expresar una inquietud Este técnico forestal explica que “hablamos de árboles, pero también cogemos semillas de arbustos. Y también las praderas tienen una vocación muy importante de absorción de CO2 y de biodiversidad. Tienen que estar todos los ecosistemas en plenitud, e intentamos que esas zonas con más vocación de bosque vayan en esa dirección”. Por último, reconoce que con este tipo de actividades “lo que podamos conseguir físicamente la naturaleza lo hace en mucho menos tiempo. A nada que los arrendajos, las ardillas y los ratones extiendan las semillas... hacen un trabajo mucho mayor que el nuestro. Pero es una manera de expresar esa inquietud y hacer algo en positivo, y también de concienciar”, finaliza.

Desertificación. Red Ibérica de Guardianes del Bosque y Reforest Acción recuerdan en la web de esta iniciativa que el 70% de la península ibérica está en alto riesgo de desertificación.

Cédulas belloteras. Para unirse al reto e inscribirse como cédulas belloteras (persona o colectivo con interés en crear grupos y organizar acciones de recogida y siembra), hay que acceder a ‘www.lagranbellotadaiberica.org’ y rellenar un formulario. Para los interesados en participar en las siembras de Basoberri, el contacto es el 601 173 931.

Especies belloteras. En la península ibérica existen varias especies de bellotas. Todas ellas pertenecen al mismo grupo de árboles, el extendido género Quercus, nombre que daban los romanos a los robles en general, y género integrado por más de 800 especies. En la península ibérica se encuentran el carballo y el carballo extremeño, la encina o carrasca del norte y la del sur, el alcornoque, el rebollo o melojo, el quejigo y el quejigo andaluz, la coscoja (arbustiva), el roble albar o el roble pubescente. Algunas presentan problemas de identificación, sobre todo las conocidas vulgarmente como quejigos.

1,8 Millones de bellotas se han sembrado hasta ahora en el Estado con la iniciativa de La Gran Bellotada Ibérica.

semilla “de garantías”

Antes de subir, echar raíces. La bellota tiene fama de semilla resistente y “de garantías si germina bien y no se la come ningún bicho”, como explica Mikel Baztán. “Su mecanismo es increíble. La bellota empieza a germinar en diciembre, enero... depende de la temperatura. Empieza a la echar raíz y para marzo, antes de salir la parte de las hojas, ya tiene 20 o 30 centímetros de profundidad. Es lo primero que hace para asegurarse agua en verano. Y si el terreno es lo suficientemente bueno, para mayo o junio ya tiene cerca de 50 centímetros de profundidad. La parte aérea va a ser más pequeña, pero no se va a secar”, detalla.