pamplona/iruña - Unánime. Demoledora y precisa. La respuesta de Iruña ayer a la manifestación convocada por la Plataforma contra las casas de apuestas de la Comarca de Pamplona, que agrupa a diferentes colectivos de los barrios y municipios integrados en la misma lucha, fue multitudinaria. Cientos de personas salieron a la calle para denunciar la proliferación de este tipo de locales, unidas por primera vez contra esta problemática diferentes agrupaciones, como colofón a una protesta que viene demandando ya desde hace meses "no sólo la regularización de estos locales, sino también su cierre". En Iruña hay 35 salones de juego, 7 tiendas de apuestas y dos bingos. Se han tramitado 478 licencias de máquinas de apuestas y 1.085 licencias de máquinas de juego, según los datos que maneja la plataforma, que cifra en 65 los locales de este tipo en Navarra. Su portavoz, Hodei Aranguren, destacó la necesidad "de unir fuerzas" para hacer ciudad, para convertirse en una sola voz, más fuerte, y reclamar que, quienes pueden hacerlo, muevan ficha. Porque no: "No es el ocio que queremos los jóvenes, aunque nos afecte directamente, de manera especial y dañina con publicidad y bonos de bienvenida" a modo de cebo, explicó Aranguren, agradeciendo una respuesta que sin duda fue arrolladora. Y muy clara.

Pertrechadas cada una con su particular pancarta, las columnas de personas que salieron de Zizur, Berriozar, Mendillorri y Huarte, sumando a su paso a vecinos de otras localidades y barrios de la capital (los txantreanos a muy buen ritmo) fueron recibidas con aplausos a su llegada a una plaza del Castillo que se iba haciendo cada vez más pequeña. Dejó de llover para las seis de la tarde, momento en el que estaba convocada la cita, que aunque comenzó con retraso no defraudó ni en energía ni en capacidad de convocatoria. Cientos de personas -1.200 según la delegación del Gobierno en Navarra- recorrieron la avenida Carlos III con el lema Apustu etxerik ez. Luchando ganaremos como cabecera hasta Merindades para cruzar a Príncipe de Viana e ir hacia el Parlamento. El casino mata al vecino, Vuestro negocio, nuestra miseria o Para William Hill tenemos un misil fueron algunos de los coros que acompañaron a una multitud que consiguió romper el trasiego habitual y más o menos tranquilo de las personas que hacían los pertinentes recados de un sábado por la tarde. Y se antojaba lluvioso, pero al final la climatología respetó. Se adhirieron a la movilización una treintena de colectivos y asociaciones -sindicatos, partidos políticos, colectivos vecinales, educativos y juveniles- de todo tipo. El broche lo puso, de vuelta en la Plaza del Castillo, una performance en el kiosko en la que "destruyeron" unas cuantas máquinas de apuestas de cartón elaboradas por las diferentes plataformas para la ocasión.

"Estos negocios no paran de expandirse en nuestros espacios, infestan nuestros barrios y pueblos, se abren cerca de nuestros institutos, bibliotecas y parques. Cada día que pasa son cada vez más las familias afectadas por las apuestas. Su beneficio no para de aumentar a costa de nuestra miseria creciente. La banca siempre gana, nosotros perdemos", leyeron en su comunicado. Pero tienen clara, señalaron, la manera de ganar: organizarse. "Organizarnos para luchar por mejorar nuestras vidas, para cerrar estos negocios que no nos benefician en nada. Hoy es el comienzo de la lucha, seguiremos organizándonos barrio por barrio, pueblo por pueblo. Seguiremos luchando para que las casas de apuestas desaparezcan. Luchando ganaremos", zanjaron.

Un ocio no compartido Sin distinciones ni preferencias, aunque en la cita de ayer se vio -sobre todo y en amplia mayoría- mucha juventud, hubo participantes de todas las edades. Y de procedencia variada. "Yo estoy en contra de las casas de apuestas y de todo lo que genera. Creo que juegan con la gente y hacen negocio con un tipo de ocio que no comparto", decían Jaione Zabaleta y Maider, vecinas de Burlata de 18 años. Aseguraban no haber entrado nunca en un local de juego aunque sí conocen a gente, en su círculo "más o menos cercano", que lo toma como algo habitual. "Sobre todo apuestas deportivas, es lo más común porque cada vez están más al alcance", señalaban.

Se trata, valoraban, de "una herramienta más del capitalismo para generar dinero, y se aprovechan del colectivo joven aunque también es algo más global. Y va más allá: hay muchas más maneras de apostar que sólo en los locales de juego. Se aprovechan de la debilidad para hacer negocio". La manifestación de ayer, decían, es "necesaria" para concienciar "pero no se puede quedar simplemente en eso. "Hay que actuar a nivel normativo. Yo las prohibiría pero también hay que hacer algo con la publicidad, es la manera de erradicar el problema. Hay que ser tajante".

Mariaje y Yolanda acudieron a la cita desde Barañáin y Mendebaldea, respectivamente, donde -denuncian- "hay varias casas de apuestas. Creemos que la gente joven se está metiendo en un callejón peligroso, no sé si se dan cuenta de hasta qué punto puede enganchar. Y cuando se abren tantas es porque hay clientela -lamentaban-. El juego siempre ha existido, fíjate lo que eran antes los frontones. Pero que le den tanta publicidad... Mi hijo es socio de Osasuna y estoy muy quemada con eso de que lleven la publicidad en la camiseta", se quejaba Mariaje, a lo que su amiga respondía: "Eso sí, aquí ha venido mucha gente joven y cuando la gente joven protesta, ¡algo verán también!".

Sus hijos, decían, acuden a este tipo de locales. "Han sido además deportistas, y todos van a las casas de apuestas, quedan ahí: unos jugarán más y otros menos pero que lo normalicen es un peligro", valoraban, destacando además que "ahora es muy fácil pedir un crédito al momento con eso de Cofidis, con dar el nombre es suficiente y luego los pagan con unos intereses altísimos...". No son sólo los locales de juego, critican que "son las mismas máquinas que hay en los bares, y también van a jugar allí. Son cosas que igual no se pueden prohibir pero sí mentalizar y controlar de alguna manera. Entran y les ofrecen 10 euros, regalos y premios por jugar la primera vez. Hace falta una normativa porque existen demasiadas facilidades. Antes jugaban a la quiniela pero esto es inmediato. Y con apuestas por minutos, ¡es una barbaridad!".