huarte - "¿Qué es ser un hombre? ¿Tener pene?". Odei Alkazar, vecino de Huarte de 21 años, acompaña la pregunta con una invitación: "Vamos a romper estereotipos". Si se trata de poner patas arriba los conceptos tradicionales sobre la identidad y los roles de género, mejor a lo bestia. Las pestañas más largas. Las tetas más gordas. Los tacones más altos. Así es Sussie Pussie, "una choni poligonera anclada en los 90, adicta a la cirugía plástica y a Benidorm". Un personaje inspirado en Ylenia (Gandía Shore), la Lore de Aída y Dolly Parton. La exageración como burla "de la imposición de género".

Sussie Pussie, tumbada en la cama de su dormitorio, que recrea una habitación de un club de alterne. PATXI CASCANTE

"El drag es una forma de meterte en el cuerpo de otra persona, pensar como otra persona y hacer una vida paralela. Es terapéutico y una forma de exagerar los rasgos de género para cuestionarnos cosas". A Odei el drag le ha "cambiado la vida, me ha hecho conocerme mejor y me ha ayudado a equilibrar mi lado masculino y femenino, algo que no acababa de entender". Una vez a la semana, al mes o cuando le de la gana, "puedo ser un putonazo, extrafemenina, un mujerón... explotar eso. Y ni me drogo ni me prostituyo", asegura respecto a los prejuicios asociados al drag queen. "Es algo sano, divertido, una profesión tan digna como cualquier otra". Odei compagina sus shows -los sábados en un bar de Orkoien y en cualquier sarao; fiestas privadas, cumpleaños, despedidas, etc- con su trabajo como profesor de batukada.

Una última aclaración: "No es lo mismo drag queen que transexual. Un drag queen es una persona, técnicamente un hombre, que se viste de mujer para interpretar un personaje. Un transexual o una transexual es una persona que no siente que sus genitales se corresponden con su identidad", señala.

Echando la vista atrás, Odei piensa que siempre ha sido drag, aunque no lo supiera nombrar. Con tres años se recuerda robándole unos zapatos de tacón a su abuela para hacer un playback del La, la, la con el que Massiel ganó Eurovisión. "Con seis cogí un casete de mi abuelo con Believe de Cher, mi segundo playback. Fue mi experiencia drag de niño. Luego viene la adolescencia, vas a un colegio, te llaman maricón, empiezas con las etiquetas del género establecido y toda esa parte que de niño volaba con libertad se para por completo".

A Odei le ha costado superar esa etapa. Llegó a estar tres meses sin escolarizar, en urgencias y con ataques de ansiedad. "Fue una época horrorosa, pero si no hubiera pasado por todo eso no sería quien soy. Un día mi madre me preguntó qué les diría a esas personas que me han hecho la vida imposible. Y respondí que 'muchas gracias'. Porque me han hecho fuerte. He conseguido empoderarme. Lo que hace 7 años era un problema y me pasaba el día llorando diciendo qué asco de vida, ahora es un 'pues mira chico, yo aquí, tú allí, yo tan feliz y tú tan feliz. Ya está. Es que me da igual".

la explosión vaquerizo Con 14 años Odei conoció a Mario Vaquerizo y las Nancys Rubias "y me explotó la cabeza. Me cambió por completo, vi más allá de lo que para mí estaba establecido. Ahí empiezo a tener nuevos amigos que también tienen interés por el mundo del drag, la farándula... lo que me gusta".

Hace algo más de dos años debutó con su amiga dragMary Pussie en un show en un bar de Urdiain. "Hubo mucha aceptación. Acabamos poniéndole unos tacones a un señor de 75 años que creo que los usaba a escondidas, porque caminaba muy bien". Ahora incluso su familia va a sus shows. "Siempre lo ha llevado bien, pero es cierto que al principio cuesta asimilar, decir 'vale, mi hijo va a ser drag queen'. Es algo para lo que no nos preparan".

"me la suda lo estipulado" Puestos a buscar culpables de la transformación de Odei, ahí está su pareja desde hace siete años, Selene Abete. "Ante lo normativo siempre he tenido una bandera: me la suda lo que esté estipulado. Y muchas veces, cuando él estaba inseguro, le he empujado a decir: 'Ni te lo pienses. Porque aunque seas normativo te van a criticar. Tira para adelante, y si quieres salir a la calle como Odei, con una falda de tubo, sal'. Así ha ido superando barreras". Poco a poco. Como cuando salió con la raya pintada en los ojos. "Algo que ni se ve para mí fue un acto de empoderamiento", reconoce él. A Selene le encanta el personaje de Odei. "Un día le dije '¿quieres que te maquille?' Luego pasé a '¿quieres que te vista?'. Una falda de tubo, camiseta ajustada, un buen sujetador... y dijo, soy Sussie Pussie".

hogar 'drag' Odei y Selene, que se siente drag aunque no se caracterice como tal -dice que es más bien una forma de vida- comparten un hogar lleno de titos que también consideran drag. Cada estancia tiene una temática y una estética determinada. La cocina, un bar americano de los años 50, salón hawaiano, el dormitorio de un club de alterne... Un desparrame en el que conviven una foto de La Veneno comiendo pollo o un trozo de vestido de Alaska con platos del papa Francisco o de Isabel II. "Como dicen nuestros amigos, mierda por todos lados", dice ella. "Todo nos va bien", dice él. "Viva el exceso", dicen los dos.