on imprescindibles pero están tan en primera línea que casi son invisibles. Una contradicción que cobra sentido con las trabajadoras familiares. Prestan su servicio "en un entorno privado, un domicilio. Es normal que no nos conozcan. Pero el grupo existe y es vital para muchísima gente, sobre todo ahora que casi todo el mundo quiere envejecer en casa. Es un apoyo profesional, hay mucha gente muy feliz por tenerlo y nosotras también, claro. Pero es verdad que es muy desconocido", explica Lola Oria, con 15 años de experiencia como trabajadora familiar en el Consistorio de Burlada. "Profesiones que han sido siempre como el último mono, el agricultor, la trabajadora familiar... no pueden parar cuando se para el mundo. Tienes que comer y te tienen que cuidar. Es básico. Va y resulta que ahora somos imprescindibles. Seguramente no nos sirva de nada en el futuro, pero ahí queda", dice Marisa Olite, trabajadora familiar en Pamplona hace 11 años.

"Quien nos conoce sabe que nuestro trabajo es muy valioso, pero si no te ha tocado ser usuario no eres tan consciente. Y es una profesión joven, surgió hace 20 años", añade Maite Peña, que comenzó a ejercerla en Pamplona hace los mismos años. Otras dos décadas de experiencia acumula, también en Pamplona, Erantxu Larráyoz: "Es un oficio con muy pocos hombres. Y como todo lo que es de mujer, en el patriarcado se destaca como invisible. Yo tampoco es que necesite el reconocimiento social. Estoy muy orgullosa de mi profesión, me encanta. Ver a mis ancianitas cómo están y qué les damos cada día... es un placer inmenso".

Lo mismo, pero distinto

Las precauciones

Maite Urzainqui, gestora de este servicio de ayuda a domicilio del Programa de Promoción de la Autonomía con Personas Mayores del Ayuntamiento de Burlada, concreta que desde que se decretó la alarma sanitaria "se ha valorado situación por situación y organizado el servicio de tal manera que nadie se quede sin una atención adecuada, bien por la familia o por las trabajadoras familiares". Para la trabajadora Lorea Artola "ha cambiado todo, desde nuestros horarios hasta el personal". También las medidas de prevención. Antes del COVID-19 ya usaban mascarillas "solo con algún usuario, y ahora en todos los domicilios. Ahora ponemos doble guante, desinfectante en los pies, etc...". A Lorea le preocupa un posible contagio "sobre todo por ellos". Y ve a las personas usuarias "más nerviosas. Y en muchos casos están muy solas, muy dependientes a nivel emocional. No tienen tanto contacto con las familias ni las mismas atenciones. Y lo notan", expresa. "Te pones bata, guantes, mascarilla, te lavas las manos antes y después, limpiamos las suelas de los zapatos con lejía y agua... haces todo lo que puedes, pero esa duda de si puedes contaminar la tienes", concreta Lola.

"Tampoco se trata de dejar de hacer nada, excepto los paseos. Intentamos estar en el domicilio el tiempo imprescindible, porque cuanto más tiempo más probabilidades de contagio. En muchos casos se llama por teléfono para ver qué tal están... Es estar pendiente de todo, a lo mejor sin estar físicamente o sin estar tanto rato", reconoce Marisa. "Con algunas personas a veces estamos más de 20 minutos al teléfono, necesitan hablar", señala Lorea.

Lo que más echa en falta Lola es que "en este trabajo hay mucho contacto físico, mucho cariño. Ahora siento un poco más de rigidez, y no hay más remedio. Este es un servicio de hacer las cosas con cariño, de una manera lenta, cuidadosa... y ahora es otro momento". Y le preocupa que la situación se alargue, escasee el material de protección y no sean capaces de reponerlo. En Pamplona "en algún momento o nos ha faltado material, como a todo el mundo, o ha sido irrisorio. Nos hemos ido buscando la vida", piensa Marisa. "Lo hemos ido estirando, y ahora estoy más tranquila en ese sentido", añade Maite Peña. "Yo las primeras semanas tenía un miedo tremendo, somos muchas las que entramos en un domicilio y no teníamos casi medios. Pero conforme ha ido pasando el tiempo me he ido sintiendo cada vez más segura; veo que ninguno de mis usuarios tiene el virus, eso da una satisfacción enrome y dices, 'bueno, estamos haciéndolo bien'. Pero no sé cuánto durará", considera Erantxu.

"Hay que ser responsables y muy cuidadosas, porque la gente mayor ha vivido tantas cosas que a veces relativiza esto mucho. No les importa que te acerques, y casi les tienes que decir tú, 'mira, vete más lejos'", explica Marisa. "Las personas están muy agradecidas tanto de la atención directa como de la atención telefónica. Es un momento de cercanía y de escucha, y ahora tienen mucha necesidad de comunicación porque la casa les tiene aisladas", esgrime Maite Urzainqui sobre la percepción del servicio por parte de los usuarios.

¿En manos privadas?

"No quiero ni pensarlo"

En el caso de Pamplona, que municipalizó el servicio y creó el Equipo Municipal de Atención a Domicilio la pasada legislatura, el actual Equipo de Gobierno "se estaba quejando, con un estudio económico que habían hecho, de que éramos súper caras. Y yo pienso, 'Dios mío, que se den con un canto en los dientes de que estamos sacando adelante cantidad de trabajo, y sin que nadie nos tenga que pinchar", opina Erantxu. Marisa recuerda que "este Ayuntamiento ha manifestado su intención de privatizarnos de alguna manera. Y creo que es el momento de reivindicar como público este servicio. ¿Cómo gestionaría esto una empresa privada, que además querría seguir ganando dinero? No quiero ni pensarlo". Por último, Maite Peña recuerda que ella venía de la empresa privada "y pienso cómo hubiera sido la gestión, la sincronización con los usuarios... una hecatombe. Me alegro de que por lo menos esta situación tan excepcional pase estando aquí, en lo público".

167 en Pamplona. El Consistorio de Pamplona municipalizó el servicio la pasada legislatura y dispone de 167 trabajadoras familiares, 6 coordinadoras, 4 en administración y 1 responsable. 178 personas en el EMAD.

Siete en Burlada. 16 personas forman el Programa de Promoción de la Autonomía con Personas Mayores del Ayuntamiento, además de admnistrativos y jefura. 7 trabajadoras familiares en su Servicio de Ayuda a Domicilio. 5 personal propio y 2 de la empresa Transforma.

"Profesiones que han sido siempre el último mono no paran cuando para el mundo"

Trabajadora familiar en Pamplona

"Es un trabajo de mucho cariño y contacto físico, pero ahora hay más rigidez"

Trabajadora familiar en Burlada