uvieron 48 horas para coger sus bártulos y trasladar su casa, sus rutinas y su día a día desde Sarriguren hasta la calle de Acella, frente al parque Yamaguchi. La residencia hogar para personas con diagnóstico en la red de salud mental Félix Garrido se ha convertido desde el viernes 27 de marzo en un hotel de cuatro estrellas, las mismas que adornan siempre el abba Reino de Navarra. Residentes y profesionales relatan cómo ha ido la mudanza y qué tal se adaptan a su nueva vida.

Con 18 años recién cumplidos, Sara Hernández es la más joven de Félix Garrido. El salto de residencia a hotel ha supuesto "un poco de estrés y a la vez mucho cambio en cuanto a instalaciones, trabajo de los profesionales... se les ve más apurados". Ella y sus compañeros se van adaptando poco a poco a su nueva realidad. "Estamos en ello", comenta. Aunque el hotel "es grande y tiene más cosas, el jardín/terraza que tenemos en Sarriguen habilitado, entre otras cosas, para fumar; aquí no lo tenemos. Pero no me puedo quejar". Ahora "cada sala tiene un límite de ocupación personas, y las actividades de momento no están programadas. Cada uno va un poco a su rollo". Por ejemplo, ella dedica el tiempo a ver La Casa de Papel en Netflix, "que mola biende. En la sala de informática también tenemos una Wii. Y toco la guitarra, canto, bailo... Más o menos tiramos". Y dice que el traslado ha sido bueno y malo. "Las dos cosas. Aunque físicamente no estamos juntos en actividades, el cambio nos ha unido más, tanto a profesionales como a usuarios. Es una nueva experiencia para todos y de todo se aprende". Pero echa en falta " la esencia" de su residencia. "El hotel puede tener muchas estrellas, pero es que la Félix Garrido es la Félix Garrido".

Pedro González cumple este domingo 62 años y en este hotel de cuatro estrellas "dentro de lo que cabe, estoy bien". Vive en Félix Garrido desde que abrió sus puertas en 2012, y esa ausencia de puertas abiertas es precisamente lo que más le cuesta. "Ahí ya estaba adaptado, ya seguía las pautas que tenía que seguir, ya sabíamos las normas... y además podíamos salir, teníamos la puerta abierta cuando queríamos. Esa es la historia". La amenaza del coronavirus supone que "aunque esto es un hotel de 4 estrellas, es una jaula de oro". Pedro se levanta sobre las ocho y después de desayunar, ocupa el tiempo en "fumar, ver la tele, fumar, ver la tele...", se ríe al describir su rutina. También baja al hall "porque no hay mucho espacio, ¿sabes? Tenemos el hall, la sala de televisión y el fumadero. Y la habitación, claro. Que no está nada mal... es un hotel de 4 estrellas". Y reconoce que no tiene añoranza de la residencia Félix Garrido porque aunque el sitio sea distinto "son las mismas educadoras, de la limpieza, incluso el chispas, que ha venido hoy a hacer alguna historia. Estamos los mismos, pero un poco encogidos. Nos adaptamos, que no es poco", finaliza.

"Estuve 17 años en Elkarkide, 10 en Arga (Centro de Rehabilitación Psicosocial) y en Félix Garrido desde que abrió. Entré la primera", echa la vista atrás Alicia Otazu, natural de Campanas y de 61 años. También fue la primera en entrar al hotel, y el cambio ha sido "una experiencia renovadora. Hay que experimentar y adaptarse, porque siempre con la misma rutina acabas con la mente tonta. Yo creo que es positivo. Además no es un cambio my drástico. Esto está muy nuevo, tiene todo lujo... sola y con tele en la habitación, y el baño...", enumera. "Tenemos las mismas tareas, las mismas obligaciones y derechos". Alicia aprovecha "mucho para leer, como en Félix Garrido. También hay un grupillo que vemos la misa. Ahhhh, y hacemos punto. Si alguien nos puede traer madejas mejor, que nos estamos quedando sin lana". Y sobre la nueva función de la que es su casa, que ahora acoge a personas mayores con coronavirus, destaca que "lo primero es lo primero. Tengo una madre de 90 años y me pongo en su situación. Gracias a los mayores somos lo que somos, negarlos es despreciarlos y es negarnos a nosotros mismos. Y en estas situaciones, que están sufriendo, que no pueden ir a verles los familiares... tiene que ser horrible". A Alicia no le asusta el virus porque "aquí estamos aislados. Tenemos distancia de seguridad, mascarillas, si estamos siete en la habitación no puede entrar otro... pienso que no me voy a contagiar". Sí le preocupa el después. "Dicen que aquí va a haber un desastre económico, ¿las pensiones ya nos pagarán?".

Por último, a Maika Rosel, de 48 años, no le importaría nada estar en el hotel "un tiempico". Explica que el cambio "ha sido bueno para mi estado de ánimo. Estoy más centrada, más feliz, más a gusto". Quizá sea porque se siente más segura. "Allí estábamos todos como más apelotonados, teníamos que seguir una disciplina de mantener las distancias... pero era más pequeño. Esto es mejor para mantener las distancias, aunque no estamos contagiados ninguno. Y los profesionales que vienen también están bien. Pero claro, para prevenir". A Maika lo que le gusta, en Félix Garrido y en el hotel, es remendar y hacer arreglos en la ropa de sus compañeros. También pinta al óleo. Con el último lienzo, de una flor, hizo un trueque con un compañero: "yo le di el dibujo y él dos paqueticos de tabaco. Tampoco fumo mucho... son los nervios".

Empezar de cero

Mucho esfuerzo

La terapeuta ocupacional Oihane Mozo, de 25 años -los dos últimos en Félix Garrido- reconoce que "aquí no estamos mal, tenemos todas las comodidades que tiene vivir en un cuatro estrellas. Pero ha habido mucho trabajo de los profesionales para adaptarnos y organizarlo todo, y muchísimo esfuerzo de las personas usuarias. Han colaborado mucho, es de agradecer. Poco a poco vamos recuperando nuestro día a día". Y cree que lo más complejo para los usuarios ha sido "dejar su casa. Aunque haya sido por la mejor de las causas, dejar de un día para otro tu hogar es lo que más ha afectado a nivel emocional".

Por su parte la coordinadora de Félix Garrido desde hace 5 años, Tere Subirats, recuerda que el mayor factor de estrés ha sido "movilizar a 25 personas, más su ropa y todo lo que necesitamos los profesionales para trabajar, en tiempo récord". Además en Sarriguren ya tenían todo muy bien organizado "para que las personas usuarias no tuvieran que salir a nada, ni a coger las medicaciones, ni sacar dinero.., la farmacia nos traía, el estanco también... Estábamos en una situación de disfrutar un poquico, y de repente todo eso se va al carajo, es un déjà vu, como volver al 13 de marzo otra vez y empezar de cero. Como no todo es malo, puestos a rescatar cosas positivas, se acuerda de todo el apoyo de los profesionales del centro de salud de Ermitagaña, del CSM de San Juan, la farmacia y el estanco que llevan medicación y el tabaco y el hotel, "que se está portando maravillosamente bien con nosotros. Su encargado de mantenimiento, Patxi, es una persona excepcional y está con nosotros día a día".

El centro, para personas mayores con coronavirus. El Departamento de Derechos Sociales decidió trasladar a Félix Garrido, gestionada por la empresa Avanvida, a personas mayores con coronavirus que no necesitan hospitalización, al entender que sus instalaciones reunían las condiciones apropiadas para estos casos de manera temporal. Con capacidad para 26 personas en habitaciones individuales, las plazas podrían duplicarse, ya que los dormitorios pueden acoger a dos personas. Los traslados, máximo 6 al día, comenzaron la semana del 30 de marzo. El lunes eran 36 sus residentes, llegados de distintos centros.

"El hotel tiene muchas estrellas, pero Félix Garrido es la Félix Garrido"

Residente

"Estamos los mismos, pero más encogidos. Nos adaptamos, no es poco"

Residente

"Ha sido bueno para mi estado de ánimo. Estoy más centrada, más feliz"

Residente

"Ha habido mucho trabajo, pero vamos recuperando nuestro día a día"

Terapeuta ocupacional

"Como hotel está muy bien pero no es una vivienda, y eso se nota mucho"

Coordinadora de Félix Garrido

"No es un cambio muy drástico, esto está muy nuevo, tele en la habitación..."

Residente