¿Qué tiempo va a hacer el próximo fin de semana en Lodosa? ¿Hará bueno en San Gregorio? ¿Lloverá en Las Angustias? Estas son algunas de las preguntas que los familiares, amigos y conocidos de Rubén del Campo suelen hacerle a este lodosano de 42 años Diplomado en Meteorología desde abril d 2010 y trabajador de Aemet (Agencia Estatal de Meteorología).Aunque tras pasar por el colegio La Milagrosa y el IES Pablo Sarasate de Lodosa estudió Biología en la Universidad de Navarra e hizo un máster en Barcelona en Tecnología de los Alimentos su afición desde txiki por la meteorología le hizo ir formándose de forma autodidacta en esta área. "Desde pequeño observaba la nieve y la niebla. Además, como vivía al lado de la biblioteca iba a leer mucho y, con mi abuelo, que era agricultor y siempre estaba al tanto del tiempo, coloqué en 7º de EGB un pluviómetro con el que fui recopilando datos", explicaba Rubén.

En España, insistía, "no hay una carrera de meteorólogo como tal, lo más parecido es el grado en Física con especialidad en Física de la Atmósfera". Sin embargo, una oposición del Estado a Observador de Meteorología le hizo acabar en el año 2010, y hasta mediados del 2016, en el observatorio de Izaña en Tenerife, a 2.400 metros de altitud, "un sitio singular junto al Teide".

Allí del Campo tenía dos frentes abiertos; monitorizar cómo afectaba a la atmósfera el cambio climático y, además, estaba dentro de un programa de fenología, que consiste en analizar cómo afecta el clima a los seres vivos. "Allí había plantas endémicas y hacíamos una observación sistemática".

En el observatorio, además, dio rienda suelta a uno de sus hobbies, la fotografía de nubes; en 2017 le dieron un premio estatal junto a José Antonio Quirantes y Fernando Buñón por su dedicación a la difusión de las mismas.

"Lo más satisfactorio allí era ayudar a entender qué pasa y cómo afecta el cambio climático y lo más ingrato, estar a 2.500 metros porque era muy cansado físicamente".

cambio de rumbo

Tras este periplo, apuntaba, "salieron oposiciones de Diplomado en Meteorología y, tras aprobarlas, decidí acercarme un poco más, hasta Madrid". De hecho, este lodosano está en la sede central de Aemet, en la ciudad universitaria, y en concreto está en el área de comunicación; su día a día consiste en la difusión de contenidos y el trato con los medios. "La comunicación me gusta mucho porque en meteorología aprendes de muchos temas; las olas de calor, los rayos, el tiempo de mañana, y es ideal para mí".

Se trata de una ciencia multidisciplinar; en su trabajo, aunque ganan los perfiles científicos como los matemáticos o biólogos, también hay gente que proviene del mundo de las humanidades. "En el trabajo que desempeño en Madrid lo más satisfactorio es ver cómo la información que difundes sirve para proteger a las personas y lo más ingrato, que a veces no hacen caso y se cometen imprudencias", comentaba.

Además, y en tono jocoso, Rubén explicaba que "me hace mucha gracia que a veces algo en la tele y la gente me dice, por ejemplo, si soy compañero de trabajo de Roberto Brasero. Lo cierto es que no damos exclusivas ni nada por el estilo sino que ofrecemos información a cualquiera que lo solicita".

las predicciones

A la hora de rebatir la frase Fallas más que el hombre del tiempo, Rubén ríe y desvela que en los años 60 y 70 los sistemas de previsión eran muy precarios: "Era casi como ir a ciegas". Con el satélite de 1977 y con los radares meteorológicos se mejoró sustancialmente hasta llegar a los años 90 y 2000 cuando la mejora de la computación fue evidente. Y es que, "la previsión se basa en meter fórmulas potentes y rápidas que permiten afinar mucho más".

De todas formas insiste en que aún hay mucho margen de mejora y que hay fenómenos como las tormentas que dificultan la previsión. "Acertar depende mucho de la situación meteorológica. Con la atmósfera revuelta predecir a más de 4 días es aventurarse. Sin embargo, cuando no es así, la previsión es fiables a 8 y 10 días. A quince ya muy aventurado".

Por otro lado, y como dato curioso, desvela que "los veranos de ahora duran un mes más que cuando era un crío. Lodosa, por ejemplo, está en la media. Se alarga unos 9 días por década porque empieza 7 días antes y se alarga dos, por lo que desde los años 80 ha ganado un mes y son mucho más cálidos".

Rubén también afirma que las tormentas de los últimos días que tan impresionantes fotografías dejaron "son normales en nuestra zona en primavera y verano" y, a la hora de hablar de la avenida de Tafalla del año pasado, insiste en que "fue un episodio extraordinario que se está estudiando pero es posible que estos episodios surjan con más frecuencia".

De cara al futuro, además de fotografiar las auroras polares, algo que le despierta una gran curiosidad, asegura que si tiene que elegir otro ámbito se centraría e investigaría sobre el cambio climático, "me parece importante e interesante".

"Los veranos duran ahora un mes más que en los años 80; se están alargando unos nueve días por década"

Meteorólogo de Aemet