- El domingo se inauguró uno de los dos antiguos lavaderos municipales de la localidad de Auritz-Burguete, situado en la calle Dorrekoa, el cual data del año 1915 y dejó de prestar servicio a finales de los años cincuenta tras haber sido destinado para diferentes usos. La renovada edificación fue inaugurada por el alcalde de la localidad, Joxepe Irigaray, quien hizo una pequeña introducción de la trayectoria de la obra ante la presencia de medio centenar de vecinos a los que se les otorgó un folleto explicativo del proyecto.

Asimismo, se descubrió una placa dedicada "al esfuerzo de nuestras madres, amatxis, esposas, hijas, amigas... que aquí mojaron sus manos", y otra de agradecimiento a la Fundación Caja Navarra, que ha financiado parte del proyecto, además de al alguacil Jesús Pedroarena, quien se ha encargado de rehabilitarlo.

Para la construcción del lavadero, en el interior se ha colocado un pavimento con losas y una gran pila de lavado hecha con piedra situada en la parte central del edificio. Además, a un lado también se ha construido un banco de piedra. Todavía quedaría por renovar la cubierta y colocar una verja para acceder a él, pero el Ayuntamiento quiso inaugurarla este fin de semana porque era la fecha en la que tradicionalmente se celebra la feria de ganado de septiembre.

La ejecución de los trabajos no se ha desarrollado como estaba prevista inicialmente, ya que en principio se iba a realizar un auzolan con los jóvenes y con voluntarios de la parroquia Fuensanta de Madrid que iban a acudir este verano a Auritz-Burguete. Sin embargo, la pandemia obligó a suspender el auzolan y la recuperación ha tenido que ser llevada a cabo por Pedroarena y José Andrés Urtasun, a quienes desde el Ayuntamiento agradecieron su labor. "Queremos resaltar la buena voluntad de Jesús. También agradecemos a Fundación Caja Navarra, por su aportación económica de 8.275 euros; a Álvaro Ollo, por su apoyo en la logística del diseño de planos; y a Javier Leache y a Héctor Martínez, por su asesoramiento sobre la piedra", agradeció Joxepe.

Con la construcción de este lavadero, el Ayuntamiento recupera una parte de su historia y patrimonio. "Este edificio nos tiene que hacer reflexionar sobre la importancia que Auritz-Burguete le ha dado al elemento del agua y al trabajo comunitario del pueblo. El edificio obedece a una necesidad de la comunidad de Burguete: por un lado, era lavadero, luego se usó como pentitx (refugio de chotos) y también fue el almacén donde se guardaba la trilladora. Siempre ha tenido clara vocación pública", declaró el alcalde.