Maite Iturre vive en Erratzu pero trabaja en Donibane Garazi, por lo que cada día debe pasar por el puerto de Izpegi. Hace tres semanas las autoridades francesas comunicaron que el paso de Izpegi quedaría cerrado, y aunque los primeros días circuló con total normalidad por él, las últimas semanas realiza el trayecto a su lugar de trabajo desde Dantxarinea. "En vez de conducir durante 30 kilómetros, ahora debo hacer un trayecto de 68, con todo lo que eso supone: más tiempo, más cansancio, más gasto y más tensión".

Además, tiene una hija de año y medio que viaja con ella hasta Ortzaize, donde acude a una escuela infantil. La incertidumbre sobre la duración del cierre de los pasos fronterizos llevó a Maite y su pareja, Bixente, a plantearse su día a día, porque la niña es pequeña y es mucho tiempo en el coche. Por ello durante la semana Bixente, que también trabaja en Iparralde, y su hija, viven en casa de sus padres en Bidarrai, y Maite los visita tras terminar su jornada laboral, para volver de noche a Erratzu, "tenemos animales en casa y hay que cuidarlos también". Por el momento, "de lunes a jueves compaginamos así nuestro día a día", comenta. Hasta ahora no había visto ningún control en los pasos fronterizos, pero el pasado jueves se topó con un control de los gendarmes en Dantxarinea, "fue un tanto surrealista pues tras preguntarme a dónde me dirigía, me respondieron que Donibane Garazi estaba muy lejos de Dantxarinea, dándome a entender que me vendría mejor ir por Izpegi. Les tuve que explicar que el Prefecto había ordenado el cierre de varios pasos, entre ellos Izpegi. No parecían tener constancia".