esta plaza, primera que se configuraba en el nuevo Segundo Ensanche, era aún un espacio en construcción. Recibió en 1926 el nombre del Príncipe de Viana, aunque el pueblo soberano la bautizó desde el inicio como "plaza Circular", hasta el punto en que en 1974 se le cambió el nombre, a propuesta del alcalde Viñes, para llamarla oficialmente "plaza Circular". Históricamente, este punto había constituido el lugar de confluencia de las carreteras (o más bien los caminos) que procedían de Francia y de Zaragoza, justamente ante la puerta de entrada en la ciudad, el portal de San Nicolás, que se levantaba ante el actual hotel Yoldi. La fotografía, curiosísima, nos muestra la plaza aún sin urbanizar, con el suelo roturado que muestra aún las trazas del campo de cultivo que había sido hasta hacía muy poco. Al fondo vemos la embocadura de la avenida de San Ignacio, y hacia la izquierda el inicio de la calle de Sancho el Mayor.

la plaza es un espacio perfectamente configurado y urbanizado, con su frondoso arbolado y su fuente luminosa central, y no es previsible que el siglo XXI le traiga muchos cambios salvo, seguramente, una reducción de su intenso y atosigante tráfico. De hecho, el mayor problema que tiene el fotógrafo para repetir la imagen de 1928 es encontrar un momento en el que no pasen demasiados automóviles por delante de la cámara. Por cierto que el cambio de nombre propuesto por el alcalde José Javier Viñes no duró más que 5 meses, y el 29 de octubre de 1974 el consistorio acordó recuperar el actual nombre oficial de la plaza. En cuanto a la figura del Príncipe de Viana (Carlos IV de Navarra, 1421-1461), recientemente se ha publicado una espléndida y definitiva biografía sobre él, titulada "Príncipe de Viana, el hombre que pudo reinar". La ha escrito Mikel Zuza, buen amigo y gran historiador, y es totalmente recomendable.