Luciendo la vieira, símbolo del Camino y portando la Compostelana, prueba feaciente de que han completado los 737 kilómetros que separan Roncesvalles de la plaza del Obradoiro, Txemi, Rafael, José y Patxo, los cuatro residentes de El Vergel y durante varias semanas peregrinos a Santiago, agradecieron ayer al equipo técnico del centro de mayores la puesta en marcha de una iniciativa, que "nos ha permitido ejercitar cuerpo y mente". La experiencia ha sido tan maravillosa que incluso alguno no descarta llevarla a la práctica y caminar hasta Santiago. "Me gustaría poder hacer el Camino en septiembre de verdad. Es el proyecto que tengo en mente", ha afirmado Patxo Guerrero, de 71 años.

Sus compañeros no se han mostrado tan animados, pero sí han coincidido en las bondades de la aventura vivida en los últimos meses. "Ha sido una experiencia muy bonita y agradable, que nos ha permitido hacer ejercicio físico de una forma más amena y lúdica", ha asegurado José Sanz, de 72 años, quien ha reconocido que "salir a pasear costaba menos ya que teníamos un aliciente". Su compañero Txemi Corcuera comenzó la ruta en noviembre y la completó el pasado 5 de abril. "Ha sido una experiencia bonita pero muy dura. Cada día recorría unos 6 o 7 kilómetros y me he cansado mucho", ha afirmado este residente.

El más veterano de los cuatro, Rafael Echaide, con 80 años recién cumplidos, fue el primero en completar los 737 kilómetros. Su tesón le permitió llegar a Santiago en cuatro semanas. "De lo que más orgulloso me siento es del día que hice 27 kilómetros. El día que menos recorrí 12", ha puntualizado. Por su parte, Patxo Guerrero, ha relatado que "cuando Patricia me planteó la idea de hacer el Camino no me lo pensé dos veces. No puedo parar quieto y durante el confinamiento lo he pasado muy mal". Y después de hacer la ruta sin salir de El Vergel no descarta repetirla adentrándose por el Camino real."Es un proyecto que tengo en mente. Ya os contaré si me animo", ha zanjado.