El Bar Aldapa, en la esquina de la plaza de Navarrería con la calle Aldapa, vuelve a la carga después de años cerrado y ya ha abierto al público. El establecimiento ha sido reformado, y puesto en marcha por Jorge Goicoechea, propietario además del Mesón de la Tortilla, ubicado justo en frente. Imagen renovada y también la oferta, porque la croqueta va a ser la protagonista. Croquetas, bocadillos y raciones, para un equipo de seis personas, tres en cocina y tres en barra.

GMv2|pTipoComp=fotos&pIdGaleria=612697371627c1000a435d9e|GMv2

Ver Galería

Goichoechea, dueño de La Mandarra de la Ramos, establecimiento que precisamente acaba de poner a la venta, y otros locales más en el centro como La Huerta del Chicha, está detrás del nuevo Aldapa, cuyas obras, según reconoce, se han prolongado más de lo esperado. "Hemos estado meses cerrados, porque, como era de esperar, aparecieron restos arqueológicos de interés" de la antigua pamplona romana.

Con este pasado tan interesante, Goicoechea opina que el futuro del local también va a estar a la altura. "Ha quedado muy bonito, un sitio espectacular", asegura y añade que "hemos quitado los baños de en medio y le hemos dado un nuevo aire". Mucha madera y hierro, tipo "industrial", en un espacio de 70 metros cuadrados que ha estado sin funcionar desde hace más de 2 años.

El Aldapa mantiene su nombre, pero va a incluir nueva oferta gastronómica: "Vamos a darle fuerte a la croqueta", explica el propietario, quien a su vez es socio de una fábrica de croquetas que está pegando fuerte en Zaragoza: "Allí hay tres tiendas Croquet Arte, y aquí vamos a sacarlas en formato para tarrina, de bocado", avanza. Asegura que son bocados "gourmet de mucha calidad, hechos sin conservantes" y que trabajan en "unas 14 variedades".