- Falces se recupera de una de las mayores riadas de la historia en la localidad, la más grande que se recuerda. La crecida del Arga, que llegó a la localidad la noche del viernes al sábado, no llegó a afectar a las viviendas del centro del pueblo, protegidas por una mota que, a pesar de que durante las horas previas a la inundación se temió que cediera, aguantó durante toda la riada. Lo hizo a duras penas y con la ayuda inestimable de los vecinos y voluntarios, que amontonaron tierra en el punto con más riesgo con el fin de reforzarla.
La mota salvó también toda la zona polideportiva, donde se encuentra el campo de fútbol del Falcesino, así como las pistas de tenis y de pádel. Todo ello está construido en un terreno que fue ganado al río y que por lo tanto se habría inundado por completo.
No corrieron las misma suerte las huertas y fincas situadas al otro lado del río, en la zona del regadío, que quedaron totalmente arrasadas. Una enorme extensión de terreno que quedó casi totalmente anegada y que tardará tiempo en volver a la normalidad. Mientras, los vecinos tratan de reacondicionar las partes que no han quedado cubiertas.
La mayor parte del regadío quedó cubierto por el Arga, echando a perder la práctica totalidad de los cultivos y también cientos de animales, como ovejas, corderos y gallinas.
La fuerza con la que bajaba el Arga provocó también daños en estructuras y carreteras, sobre todo en la zona de la gasolinera y los Talleres Gurucharri, que se encuentran junto al río, justo unos metros antes de llegar al puente que da acceso a la población.
La carretera de acceso a Falces atraviesa la zona de huertas que quedó anegada tras la crecida del río, por lo que quedó inutilizable, y así seguía ayer.
De esta manera, el único acceso practicable al pueblo es un camino de tierra que rodea dicha carretera y que quedó por encima del nivel del agua. La carretera que conecta Falces con Lerín también está en buenas condiciones, pero el desvío al que obliga es muy considerable.
