- Después de un largo viaje, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron ayer a la villa, guíados por los y las cencerreras. Entraron por la calle Zelai, el arranque de una cabalgata llena de luces y colores que daban más brillo a la noche mágica. Porque no son ajenos a la situación sanitaria actual, Sus Majestades de Oriente llegaron con un séquito más reducido que el habitual y sin caramelos. No obstante, repartieron mucha ilusión.

Con el fin de evitar aglomeraciones, tampoco hubo paradas del séquito. A modo de premio, los y las txikis pudieron acercarse a los Magos de Oriente en el escenario de la plaza e incluso hablarles para transmitirles sus deseos. Lo cierto es que aseguraron que las cartas habían llegado a su destino. Además, aprovecharon el recorrido para tomar buena nota de las casas a las que debían volver.