- El Gobierno de Navarra separó en dos la licitación del estudio que en 2019 quedó desierta sobre la capacidad del soterramiento del Queiles y la posibilidad de buscar diferentes alternativas para evitar los daños de una eventual riada en Tudela, tras la construcción de las compuertas en las desembocaduras del Queiles y Mediavilla. La licitación no quedó abandonada, sino que se optó por separarla en dos para tener la seguridad de encontrar licitadores.
Así lo demuestra el estudio que se realizó en el año 2020 bajo el titulo Estudio hidrológico del Queiles. Desde Medio Ambiente se tiene la intención de sacar a licitación la segunda parte en este año 2022, que deberá emplear estos datos obtenidos, y tendrá como objetivo establecer diferentes alternativas de actuación en el citado cauce "aguas arriba de la ciudad" para que se "minimicen los daños ante una eventual avenida".
En este informe, elaborado por la empresa Spesa, el objetivo principal del estudio hidrológico es la determinación de los caudales máximos de avenida en la cuenca del río Queiles asociados a los periodos de retorno de 1, 2, 5, 10, 25, 50, 100 y 500 años en el régimen hidrológico actual, teniendo en cuenta la regulación del embalse del Val y trasvases significativos.
Uno de los aspectos más relevantes de este informe encargado por el Gobierno de Navarra hace referencia a la incidencia real que tiene sobre los ríos Queiles y Mediavilla la construcción de las compuertas en sus desembocaduras. Así, explica el documento que en la primavera de 2019, la Confederación Hidrográfica del Ebro finalizó las obras de colocación de sendas compuertas abatibles en las desembocaduras del río Queiles y el Barranco Mediavilla, cuyo objetivo es "impedir la entrada del agua del río Ebro al casco urbano de Tudela por los soterramientos de ambos ríos cuando el nivel del primero es mayor que el de sus afluentes". El funcionamiento de dichas compuertas es por flotación, por lo que se cierran completamente "cuando el nivel del Ebro alcance el de la coronación del marco situado en las obras de fábricas colocadas en ambas salidas, pero imposibilitando el desagüe de los afluentes mientras sus niveles sean mayores que el alcanzado por el río Ebro".
De esa manera, en lo señalado por el informe se muestran la función de las compuertas que, al mismo tiempo que soluciona un problema, genera otro. "Si bien esta medida imposibilita la entrada del río Ebro en el casco urbano a través de las conducciones que desaguan en el soterramiento del río Queiles, también impedirá, en el caso de que las compuertas permanezcan elevadas, el desagüe del río Queiles durante el tiempo que el nivel del río Ebro se encuentre por encima de éste".
Al quedar desierto en un primer momento, se decidió separarlo en dos, y en la primera parte se analizan los caudales históricos de los tres ríos para buscar soluciones en caso de que el crecimiento del río Ebro coincidiera con el del Queiles y del Mediavilla (como ha ocurrido en algunas ocasiones) para evitar daños mayores en la ciudad, dado que su curso discurre soterrado el último kilómetro. Así se señala que "se considera conveniente estudiar los caudales máximos de avenida generados por dicha cuenca con el fin de poder evaluar a futuro, una propuesta de alternativas de actuación que minimicen los daños ante una eventual riada en el núcleo urbano de Tudela".
En este sentido, explican cómo se produce la inundación del casco antiguo de Tudela. "La primera fase de inundación se produce cuando, por aumento del nivel del río Ebro, el Queiles no es capaz de desaguar y por remanso aumenta su nivel sobrepasando el de las obras de desagüe de la red de pluviales que vierten en él. El barranco Espadas o Mediavilla, situado unos metros al norte del Queiles y también afluente del Ebro por su margen derecha, presenta una situación similar, soterrado hasta prácticamente su desembocadura y provocando inundaciones por desbordamiento de las obras de drenaje que desaguan en él cuando el Ebro se encuentra alto".
Desde Ecologistas en Acción se criticaron estas obras ya en 2019 señalando que "el día que las bombas de achique no puedan dar salida al agua que viene por el Queiles, la ciudad de Tudela va a tener un serio problema. Nuestra entidad considera que el gasto de dinero de los contribuyentes debe estar justificado. En este caso las obras no cuentan con un informe técnico que justifique o avale la eficacia de las compuertas".
En el documento se hace especial hincapié en la relevancia del embalse del Val en la minoración de los daños ocasionados por las riadas del Queiles. "Las avenidas históricas registradas, con excepción de la del 2004, son anteriores a la construcción del embalse del Val (1996), que regula la cuenca del río Queiles y que permite la laminación de las avenidas. Además, la canalización del río Queiles a su paso por Tarazona, ha permitido solucionar los problemas por inundaciones del núcleo urbano".
El objetivo de las obras de derivación y trasvase del río Queiles hacia el embalse del Val es doble. Por una parte, aumentan ostensiblemente la capacidad reguladora de dicho embalse, ante la escasez de las aportaciones del río Val, y, por otra protege contra las avenidas del río Queiles la población de Los Fayos y los terrenos colindantes y otras poblaciones aguas abajo".
Avenidas históricas. En el análisis de avenidas históricas la que mayor controversia suscita en los caudales medidos por la estación de aforos es la de 1962. A partir del análisis en estudios anteriores se estima un caudal de aproximadamente 150 m3/s. La avenida de 1934 se da un caudal de 108 m3/s.
Más de 2.000 m3/seg
Ingeniero Luis Zapata. Tras la gran riada dejó escrito cómo evitar avenidas así. "1- Estudiar el desvío de parte del agua torrencial, no sólo como de interés local, sino como provincial y aún ocupacional. 2- Dar cauce suficiente al Queiles, en la parte donde atraviesa la ciudad, aumentando el número de arcos. 3- Disponer su canal en buenas condiciones, acordar sus muros con curvas estudiadas, evitando los choques directos y reflejados que son una de las principales causas del desbordamiento. 4- Arreglar las calles, que, aún así, se puedan inundar, en condiciones tales que no sufran más daños que los del momento, encauzándolas y dándoles salida directa al Ebro y atravesando el terraplén del ferrocarril por nuevo arco u otro medio. 5- Reglamentar la construcción, prohibiendo las bodegas actuales y no permitiendo nuevas".