¿A quién no le gustaría vivir en un taller con historia, en el taller donde se fabricaron durante décadas las farolas modelo Arga de Pamplona y se restauraron los cañones de la Ciudadela?

La nueva normativa que permite acondicionar viviendas en las plantas bajas de los edificios en la capital está sacando a la luz bajeras que durante décadas han permanecido cerradas por no encontrar relevo. Así ha ocurrido con muchos comercios, pero también con naves y talleres situados en los bajos, espacios que en los últimos años están siendo ocupados por oficinas o estudios, y, ahora también, por viviendas.

En la calle Errotazar, 23 bis, junto al río Arga, funcionó durante 42 años el taller de Marcotegui, un negocio de metalistería que había bajado a la Rochapea desde el Casco Viejo y que hace 12 años acabó trasladándose al polígono de Ansoáin. Desde 2009 había permanecido cerrado. Hasta ahora.

Hace semanas que comenzaron en el interior de la gran nave las obras para tres viviendas tipo loft, de unos 150 m2 cada una, con un patio trasero de otros 23 m2. El pasado 21 de enero, el área de Urbanismo dio licencia de obras para adecuación de local para construcción de 3 viviendas en la calle Errotazar 23 B.

Recreación virtual de una de las viviendas del proyecto.

La solicitud presentada en representación de la promotora Zarrunche SL, ha sido resuelta afirmativamente, después de que se haya desestimado una alegación formulada por la comunidad de Copropietarios Errotazar 25, según se indica, "por tratarse de una cuestión de orden civil y otorgarse las licencias a salvo del derecho de propiedad y sin perjuicio de tercero".

El proyecto consiste en la adecuación del taller, de unos 550 m2, en tres viviendas tipo loft. Según ha podido saber este periódico, dos de los inmuebles ya han sido adquiridos, y un tercero está a la venta por 198.000 euros en una página inmobiliaria. Las ventajas, estar a tiro de piedra del Casco Viejo, junto al Arga, y disponer de un espacio único, tipo loft, para vivir.

Las viviendas, de 150 m2, cuentan con 2-3 habitaciones, 2 baños, salón cocina, jardín japonés de 23 m2 y una terraza de otros 20. Las obras, dado que la nave ya está construida, se están centrando en las viviendas interiores, y deberán estar finalizadas “en el plazo máximo de 9 meses”, según consta en la licencia.

EL TALLER DE ELEUTERIO

Según recuerdan los trabajadores del negocio actual, ubicado ahora en el Polígono de Ansoáin, en 1897 existió un pequeño taller de metalistería en la calle San Francisco, fundado por Eleuterio Marcotegui.

Arriba, fachada del taller en la calle San Francisco en 1925 y Eleuterio Marcotegui en el mostrador. Foto: cedida

Con el desarrollo de la ciudad, el negocio se trasladó a la calle Errotazar, donde se constituyó en enero de 1967 y permaneció hasta finales del 2009.

El taller, que en los años 60 dio trabajo a hasta 25 personas, ha ido adaptándose a los cambios. Primero comenzó con perfilería, ventanas y puertas, y en los 70 se especializó también en farolas (el modelo Arga es suyo) y otros elementos ornamentales de la ciudad. En los últimos años, se centró también en la fabricación de toldos, hasta ahora.

Una curiosidad: en 2008, Talleres Marcotegui realizó la restauración de los cañones de la Ciudadela, y también ha reformado el mecanismo del puente levadizo del Portal de Francia. Un oficio de los que hoy en día perduran pocos en la ciudad.

Interior del taller de la calle Errotazar, en 2008, con los cañones en plena restauración. Foto: cedida